Los vinos de la comarca acogidos a la D.O. Ribera del Duero, han alcanzado durante los últimos años una calidad excepcional y un reconocimiento internacional incuestionable. Un éxito basado en la adaptación de la variedad "tinta del país" al territorio y en la sutileza de aromas de un vino admirable para el envejecimiento.
Aranda del Duero: tradición, gastronomía y patrimonio
Aranda del Duero, situada en el corazón de la Ribera del Duero, es una ciudad que combina a la perfección su riqueza histórica con una gastronomía profundamente arraigada a la tradición castellana. Visitarla supone disfrutar tanto de su patrimonio cultural como de una cocina reconocida dentro y fuera de la región.
Uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad son sus bodegas subterráneas, una red de túneles medievales excavados bajo el casco antiguo que reflejan la histórica relación de Aranda con el vino. Esta tradición vinícola se completa con los prestigiosos vinos de la Denominación de Origen Ribera del Duero, protagonistas indiscutibles de la mesa arandina. Lugares como la Plaza Mayor, la Iglesia de Santa María la Real, con su impresionante fachada gótica, o el Puente Medieval sobre el río Duero, invitan a recorrer la ciudad y descubrir su esencia.
La gastronomía es otro de los pilares fundamentales de Aranda del Duero. El lechazo asado en horno de leña es su plato más emblemático, elaborado de forma sencilla y tradicional para resaltar la calidad del producto. Junto a él destacan la morcilla de Aranda, los embutidos, los quesos artesanos y las sopas castellanas, que forman parte de una cocina honesta y sabrosa. En el apartado dulce, las tortas de Aranda y la repostería casera ponen el broche final a la experiencia gastronómica.
Su emblemático plato el lechazo, tiene dos características: calidad y buen precio. El lechazo tiene que ser pequeño, blanco de carne y de raza churra. Unas condiciones que se dan sólo en lugares en donde abundan los pastos frescos y jugosos. Cocinado en hornos de barro a la vieja usanza, el lechazo se va asando poco a poco de modo que el fuego "acaricie" un poco la carne.
Una vez esté asado, se hacen cuatro cuartos y se sirve junto a la "torta de aceite" un pan sabroso y sin miga, la ensalada típica de la huerta y un excelente vino del país.
Los tradicionales figones de Aranda son el emblema de la ciudad, pero tampoco debe olvidar un comensal exigente otras alternativas como los escabechados de caza, las "chuletillas" de cordero el "congrio a la arandina", las morcillas de arroz, platos todos ellos que convierten a la ciudad en paraíso del "gourmet"
En junio se celebran las jornadas del lechazo que ya alcanzan una veintena de ediciones, las fechas son del 5 al 27 donde se aglomera un público, para un mayor consumo de este magnifico producto. Si os acercáis a este encuentro gastronómico lo vais a disfrutar así como las excelencias turísticas de esta ciudad. Visita obligada es la iglesia Santa María La real, sin contar sus innumerables museos.
En definitiva, Aranda del Duero ofrece al visitante una experiencia completa donde historia, vino y gastronomía se integran de forma natural, convirtiendo a la ciudad en un destino imprescindible para quienes buscan tradición, cultura y buen comer.
Por su legado histórico, Aranda es una de esas ciudades que no conocerla, es un solemne pecado.