El estudio
Estudio de corte transversal mediante encuesta. Participaron mujeres que trabajan en el ámbito sanitario incluyendo enfermeras, médicas, administrativas y directivas. La DP se estudió mediante una pregunta, la alimentación se analizó mediante el cuestionario de dieta mediterránea PREDIMED y el estrés con la escala de estrés percibido. Se completó con cuestiones sobre sus estilos de vida. Se calculó la prevalencia de la dismenorrea primaria y posteriormente se estudió la asociación con estilos de vida mediante modelos de regresión logística.
Resultados
Participaron 154 mujeres. La dismenorrea afectaba al 59% de la muestra, todas mujeres en edad fértil y que, por tanto, tenían la menstruación y se asoció a una menor edad y, además entre las más jóvenes, entre un 2% y un 29% reportan dolor severo. No hubo diferencias en la cantidad de sangrado o la regularidad del ciclo menstrual o la toma de anticonceptivos. Más de un 60% de las mujeres con dismenorrea consumían habitualmente medicación analgésica durante la menstruación y hasta un 40% señaló que no encontraban mejoría. Un 12% cambia de planes o los pospone por la menstruación, un 40% dice que debe descansar frecuentemente.
En relación con sus estilos de vida, un 80% dice consumir entre 1 y 4 tazas de café al día, un 33% no hace suficiente deporte, un 10% fuma y un 70% no bebe de forma habitual.
Si comparamos a las mujeres que sufrían dismenorrea primaria de las que no, encontramos que las primeras sufren más síntomas asociados: cansancio, un 80% frente al 22%, debilidad (60% vs 14%) irritabilidad (60% vs 28%) y diarrea (57% vs 27%). La DP no se asoció a los hábitos y estilos de vida estudiados
Para Marta Álvarez, enfermera residente de enfermería familiar y comunitaria de la AIFiCC y autora del estudio “las características del ciclo menstrual y tomar anticonceptivos no influye en la presencia de esta patología; igualmente, no podemos concluir que un estilo de vida saludable sea un factor protector”. Ellas aseguran que el objetivo del trabajo ha sido “concienciar del impacto que tiene la dismenorrea primaria y la necesidad de realizar más estudios que tengan más medios que puedan demostrar la relación entre hábitos saludable y disminución de la dismenorrea primaria, porque por supuesto, los hábitos saludables están relacionados.”
(cn-05)