16SEP24 -. MADRID.- Pero al salir del “Roler”, algo mareados por el tumulto, nos encontramos con un calor desconocido y tremendo, algo asfixiante y letal, algo capaz de fundir el asfalto y nuestras propias almas hasta transformarlas en una especie de batido de vainilla de aquellos que degustábamos de jóvenes en “California 47”, la cafetería archi famosa situada frente a la iglesia neogótica de “La Concepción” de la calle Goya, junto a una gasolinera.
Efectivamente el calor, el cielo plomizo, aquel griterío y los langostinos obraron milagros letales, claro; llegamos al hotel y caímos sobre las camas fulminados , medio agonizantes y medio dormidos, mi hija en una hamaca tipo Sudamérica en la terraza.
Cuando nos espabilamos eran ya las ocho de la tarde, mi mujer y mi hija iniciaron un suave paseo y yo me senté en la suave pradera artificial junto al Chiringuito de estilo francés; lugar delicioso donde bajo unos chopos enormes siempre reinaba un suave vientecillo.
Allí solían visitarme amigos y amigas como José A. Mesa Basan ex Secretario Nacional de la Unesco; Ángel Borge, el famoso director teatral; o Aurora Viloria, la doctora Geriatra.