Por su suelo, belleza, flora, y fauna la Sierra de Guadarrama fue declarada Parque Nacional por el Congreso de los Diputados en el año 2013. La sierra cuenta con una superficie de 33.960 hectáreas pertenecientes a las Comunidades Autónomas de Madrid (21.714 hectáreas) y de Castilla y León (12.246 hectáreas). Fueron muchos los intelectuales que solicitaron largo tiempo ese nombramiento de Parque Natural, entre ellos José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, que recalaron un tiempo en el Real Sitio de El Escorial.
Volvamos a la canícula, que no nos suelta ni siquiera en esta zona montañosa a las horas de mediodía. Pese a ello, las pintoras Cuchi de Osma y María Jesús de Frutos, han cumplido el rito de venir a almorzar conmigo, uno de los días de mi veraneo en El Escorial, Hemos elegido, como de costumbre, el Horizontal, un restaurante en lo alto de la falda del monte Abantos, donde se puede comer bien al aire libre, bajo árboles frondosos, donde la temperatura baja notablemente. Esta vez, las pintoras han venido acompañadas de una sevillana elegante, Pilar Sánchez Maldonado.
El Horizontal tiene su origen en una Casa Forestal de 1904, reconvertido en merendero, aprovechando un excelente manantial de aguas en el lugar. Se ha respetado el viejo nombre de “El Horizontal”
Las cuatro hemos disfrutado de la rica comida (tras el aperitivo de aros de cebolla, especialidad de la casa) y, sobre todo de la conversación, donde se mezclaban los consejos y recomendaciones recíprocas, así como de los proyectos de cada cual. Cuchi de Osma está pintando con intensidad flores, todo el repertorio del jardín, no en balde la crítica de arte la denomina “la reina de las flores”. Es el mejor tema para plasmar el color y la pintura es eso: luz a través del color. A Cuchi le espera una importante exposición para este curso 2024-25, pero, como las folclóricas, no quiere decir el lugar ni la fecha, porque está pendiente de firmar el contrato.
María Jesús de Frutos ya ha expuesto dos veces con éxito, durante este curso en dos foros de interés, Córdoba y Alicante, aunque ella sigue pintando con disciplina en su espléndido estudio en la finca de San Martín de Valdeiglesias. No se me ha escapado la bella camelia de Chanel, que lucía M Jesús en el pecho su vestido largo, y los trajes blancos con pedrería del mismo tono, de Cuchi y Pilar. Con estas damas es difícil competir.
Cuchi de Osma me ha traído el libro “Menos protocolo y más patatas” (2024), de José Miguel Fernández Sastrón, ex marido de Simoneta Gómez-Acebo. Una novela de claves en 135 páginas, donde se adivinan los nombres de la Infanta Doña Pilar de Borbón, Juan Gómez-Acebo y sus hermanos, Mayte Spínola y su marido Graciliano Barreiros y otros personajes de la alta sociedad. El libro, cuando salió a la venta, fue comentado con humor en estos ambientes. El autor no hace sangre con los personajes. Al comienzo del libro, una cita de Karl Whilhelm Friedrich Von Schlegel: “Lo que llamamos buena sociedad no es, en su mayor parte, más que un mosaico de caricaturas refinadas”.
Después de comer hemos visitado “El Pinarillo”, la casa en la calle de Concha Espina /1869-1955), donde vivió su hijo, el periodista Víctor de la Serna, que hizo de esta casa una suerte de santuario sobre su madre la novelista, luciendo un gran busto de piedra en un monumento del jardín y lucía un gran retrato al óleo de la escritora en el vestíbulo de la casa. Más de uno cree que la novelista residió en el Real Sitio, pero no fue así. Ahora, su pueblo natal, Mazcuerras, en Cantabria, prepara un pequeño museo o centro de interpretación sobre Concha Espina, su vida y sus célebres libros: La niña de Luzmela, o La esfinge maragata, entre otros.
El nombre de El Pinarillo evocó a María Jesús de Frutos otro lugar con el mismo nombre, que alberga recuerdos afectivos para ella. Las cuatro damas recorrimos las terrazas y los jardines en bancales de esta gran casa literaria, tratando de ver desde lo alto, el Real Monasterio y su “ladrillo dorado” en una de sus cúpulas, pero lamentablemente, el monumento está casi cubierto por altos abetos. En Normandía, se puede pedir la poda de los árboles del vecino, si quitan la vista del Mont Saint Michel, una normativa que debiera seguirse en los jardines del monte Abantos, respecto al Real Monasterio.