En esta ocasión, les hablaré de un par de vinos blancos “tridentinos” que acabo de probar, Vinos de la Tierra de Castilla y León. Estupendos ambos. Bien diferentes, tanto por la elaboración (el primero espumoso el segundo tranquilo), como por estructura y concepto, aunque coincidan, en parte, con la variedad y origen del fruto vinificado. Cantagrillos es un espumoso brut. Ensamblaje de dos uvas blancas, malvasía castellana y chardonnay. Blanco limpio y brillante con tonalidades amarillas. Del fondo de la copa emergen un rosario interminable de burbujitas que la coronan para perpetuarse un buen rato en todo lo alto.
Sus aromas a flores y fruta blanca, despliegan en boca, una agradable sensación de frescura frutal, que poco antes, ya anticipaba la nariz. Destaca su adecuada acidez para un final armonioso largo y persistente. (Ponderado es el dosaje, que avala su moderado grado alcohólico, hogaño, demandado por el mercado).
Tridente Malvasía Centenaria 2020. Asombroso este formidable vino blanco tranquilo, monovarietal de malvasía. Vino de la Tierra de Castilla y León, el blanco premium de Tridente que ha sido elaborado con las uvas vendimiadas a mano, de un viñedo plantado hace más de un siglo, en el paraje zamorano de El Carrueco que se ubica próximo a las instalaciones de la bodega. Una parte del vino fermentó en barricas de roble francés, permaneciendo en la misma madera durante unos seis meses, para posteriormente, ensamblarse con la otra mitad del vino que había fermentado en acero, y madurando sobre sus lías finas por espacio de otros seis meses, para finalmente ser embotellado. De color pajizo brillante con tonos amarillentos, y delicados aromas de flores blancas y fruta (manzana, pera). Tiene una buena acidez este vino. Es equilibrado, sabroso y con un largo paso de boca.
Si (
No(
