Tras la compra de un perfume, nos ofrecieron, primero un vaso de agua con una rodaja de limón sobre un paño blanco en bandeja, y seguidamente, tras la conversación una copa de Champagne. (Nos oyeron hablar español y, de inmediato, nos pusieron una fina dependiente dominicana, que nos atendió como a jequesas de Oriente)
Entrar en el Tiffany de la Quinta Avenida es una experiencia inolvidable.
Después de la compra del perfume pasamos a los pisos octavo y noveno, paa contemplar la exposición temporal de arte “Culture of Creativity), de la Fundación de Arte Peter Marino, que ofrece un despliegue de 70 obras de 26 artistas, que estarán expuestas hasta el 20 de mayo. Tiffany y las artes visuales tienen un ben maridaje. En uno de los rellanos del edificio, una obra de Damien Hirst, que representa un cuadro, ventana, vitrina con decenas de brillantes, supuestamente verdaderos según acostumbra el mediático artista británico. Al contemplar la pieza venía a la memoria la célebre película “Desayuno con diamantes”, protagonizada por Audrey Hepburn, imagen presente en algunos espacios de Tiffany. No es para menos. El filme es una publicidad eterna de esta casa.
Otros nombres clave de la exposición de arte en Tiffany son los de Urs Fischer, Schnable, Rashid Johnson… Pocos o ningún nombre femenino, como si las mujeres no hubieran trabajado en el arte del siglo XX y XXI. Defecto harto habitual que esperemos se subsane.