El resultado es una plataforma de acero terminada de construir en 1967 a 500 metros de las aguas territoriales italianas , con una superficie de 400 metros cuadrados .
Inmediatamente procede a proclamar la independencia de la Isla con el esperanto, que ninguno habla, como lengua oficial. El nuevo estado pasa a denominarse ”Insulo de la Rozoj”. La pareja fundadora procede a formar Gobierno en el que además de ellos se integran un apátrida de origen alemán que consigue emocionado el primer pasaporte que emite la administración local, un náufrago alcoholizado y una joven embarazada. Inmediatamente proceden a emitir moneda y sellos postales.
Sorprendentemente, para ellos, ningún otro estado reconoce al nuevo estado que acude en busca de reconocimiento incluso a las Naciones Unidas .
La isla se convierte inmediatamente en una gran atracción turística gracias a la competente gestión del alemán Neumann y aparentemente se convierte en una amenaza para el Gobierno italiano.
Con esta sencilla, aunque increíble historia, el habilidoso director Sidney Sibila, también responsable del guión monta una de las más divertidas películas de las que circulan por las plataformas. En este caso Netflix.
Los diálogos totalmente surrealistas nos hacen recordar a Tip y Coll, como cuando la joven que se acaba de levantar informa a su pareja que sigue en la cama que está embarazada. El varón se lleva las manos a la cabeza gimiendo y preguntándose como se lo iba a decir a la ”mamma“. Ella imperturbable le responde: no es tuyo, imbécil, si nos conocimos ayer.”
El visionario anarquista Giorgio Rosa está interpretado por Elio Gennaro, mientras que la maravillosa Matilde De Angelis encarna a Gabriella, su confidente y antigua novia, llena de sentido común frente a los delirios de los isleños.
Cuando el gobierno italiano informa que va a desmantelar la Isla, Rosa eleva sus quejas al presidente de la República y al Consejo de Europa. La población de Rimini le apoya incondicionalmente por haber ayudado a revitalizar el turismo.
Frente a la amenaza de que se hiciera realidad la única guerra de agresión de la República italiana en toda su historia, los isleños se hacen fuertes y se conjuran para defender, como buenos nacionalistas, a la patria hasta la última gota de su sangre.
Tras un lento comienzo esta comedia a la italiana va cogiendo ritmo disparate tras disparate, a cada cual mayor, que van provocando las carcajadas del espectador, que termina preguntándose de que mente calenturienta ha nacido semejante historia hasta que se informa de que la película está basada en una historia real con solo pequeñas modificaciones .
Tan real que el multimillonario libertario Peter Thiel, de origen alemán, recriado en Estados Unidos, fundador de Pay Pal y uno de los principales financiadores de las campañas de Trump ha manejado públicamente la idea de construir islas en medio del océano alejadas de los instintos reguladores y recaudatorios de los Estados.
El que conozca suficientemente la lengua debe verla en la versión original italiana por razones obvias. ¿Se imaginan a Tip y Coll doblados al italiano?