“¿Estamos al final y al principio de una era histórica?”

Ciertamente no soy un profeta, ni un visionario, ni tengo una enorme capacidad intelectual y conceptual y cultural, solo dispongo, como usted de un kilo y pico de cerebro lleno de neuronas, con no sé cuanta cantidad de interrelaciones o conexiones neuronales, supongo que cada vez menos, por eso de la edad, aunque haya cuidado el cerebro lo más posible, siguiendo aquellos consejos de aquel escritor, que si alguien quería tener este oficio, debería cuidar lo único que dispone, su cerebro, por lo tanto, aconsejaba nada de alcohol, ni nada de otras substancias, y llevar una vida sana, sana en lo biológico y en lo psicológico –cierto que en mi caso, ese consejo se me enseñó antes desde la filosofía moral y desde la moral del cristianismo…-.

No sé, si estamos en una nueva fase de la revolución industrial, digamos, la cuarta, si la primera empezó en 1750, y, situamos cada una en cien años, estaríamos entrando en la cuarta fase. No sé, si hay que tomar la revolución industrial y todas las revoluciones que vienen acompañando como una etapa más de la revolución neolítica –ocurrida o empezada hace doce o catorce milenios, y la era industrial sería una nueva etapa ocurrida hace tres siglos en Europa…-.

Como tenemos el complejo de poner nombres, si empieza una “nueva etapa histórica”, hay que ponerle nombre, a lo largo de estos años, la he ido marcando con distintos nombres, el último es la “edad cuántica”. No sé, si este término tendrá fortuna, pero creo que podría sintetizar, toda la revolución informática de tipo cuántico que está cambiando y cambiará no solo el concepto de la interpretación de la realidad, sino lo que podemos hacer con ella. Y, lo que ella hará con nosotros.

Los historiadores llevan siglos intentando encontrar las causas de la Caída de Roma, y uno de ellos, acumuló que se habían dado casi doscientas razones. Debo indicar, que también llevamos siglos, poniendo una fecha para ese acontecimiento. Y, es obvio y evidente, que se ha llegado a la conclusión que hubo muchas causas y razones que se interrelacionaron. Y, la caída no fue en una fecha, que puede ser simbólica, sino que es un periodo de tiempo, de varias generaciones, hasta que aconteció un hecho final. Porque la Roma de Oriente, Constantinopla, que era Roma, la Roma de Oriente, permaneció mil años más…

El actual Pontífice, Francisco I, ha señalado en varias declaraciones, que no estamos y no estamos entrando en un cambio de fase de la historia, sino en una nueva etapa o edad histórica, y, así muchos pensadores, escritores, intelectuales, periodistas, historiadores, entre otros el novelista y escritor y articulista Juan Manuel de Prada, el 13 de agosto del 2022, en El ABC, publicó una columna, que tituló: Fin de era, en la cual, argumenta este tema y pregunta y cuestión y concepto.

Modestamente, lo he ido redactando durante estos años, si opino y creo y estimo y pienso, que estamos entrando en una nueva era de la historia, tal es así, que he ido poniendo y proponiendo varios nombres a la posible realidad, -cosa que será una tontería, porque nadie va a seguir mi criterio y mi nombre-, recuerdo haberla denominado o propuesto “postcontemporánea”, desde hace unos meses, “cuántica”.

Pero es obvio y evidente que se están produciendo una serie de cambios y acontecimientos en todas las temáticas, en todas las ramas del saber, tan profundos y tan esenciales, que podemos indicar, que en muchos sentidos vivimos en un mundo diferente, a 1950. Y, además, los cambios no son ya cerrados y definitivos, sino que pueden ir evolucionando y creciendo, la informática está en pañales, y, quién sabe dónde nos llevará.

En tercer lugar, se están produciendo, como siempre sinergias entre conceptos y saberes, con un misterio de cambios posibles del futuro y en el futuro. Y, además de un cambio demográfico enorme, existen tantos cambios de costumbres, hábitos, actos, actitudes, aptitudes en los seres humanos, que no solo son cambios teóricos, sino prácticos –quizás, los prácticos tan radicales como los teóricos del conocer o saber…-.

Pero existen dos graves problemas y una gran pregunta: uno, que tenemos la capacidad de extinguirnos a nosotros mismos, tenemos el poder de destruirnos como especie. Segundo, que existen una docena de grandes culturas-metafísicas-ideologías-sistemas de interpretación del mundo, de corte humanístico-filosófico-cultural-metafísico-religioso que en muchos aspectos no se entienden o no se comprenden, en todo entre sí.

En cierto modo, se nos ha dado un enorme poder tecnológico y científico y demográfico, pero seguimos pensando con sistemas humanísticos de hace milenios –no todo es negativo y erróneo, porque el teorema de Pitágoras, que es egipcio o mesopotámico lleva milenios-. Y, por tanto, somos un enorme gigante, con cabeza y torso de titanio, pero con piernas de barro…

¿Seremos capaces de sobrevivir como especie, o seguiremos formando enormes líos y controversias y polémicas, unos, diciendo que las aceitunas no se pueden comer, y, otros que sí…?

¿Y, de paso, existirán seres inteligentes en la galaxia…?

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