Podríamos decir que va pelando al principio las capas más superficiales del cuerpo: rigidez física, falta de cierta movilidad en algunas partes, falta de coordinación, para dar lugar con el tiempo a un cuerpo más ligero, más consciente de lo que hace y más fuerte también, ligereza mental, más rapidez a la hora de pensar y mayor capacidad de reacción.
Muchos pensarán que si voy al gimnasio o a bailar también podría adquirir coordinación, ligereza o más fuerza.
La diferencia sustancial es que el ejercicio de este tipo puede crear potencia y energía, pero no armoniza, no crea una integridad, entendiendo como integridad “un sentido centrado de cuerpo, mente, respiración, sentidos, emociones y personalidad”.
Esta integridad se manifiesta porque en yoga, no sólo hay un trabajo respiratorio (pranayama) que introduce la clase, sino que la respiración es el hilo conductor y el elemento fundamental durante la práctica física, y por la cual a través de su trabajo consciente y regulado, regula la energía vital (el prana) a lo largo de todo el cuerpo, aportando una consciencia profunda a los movimientos alineándose con la respiración. Como la respiración está directamente relacionada con la actividad mental, el trabajo consciente a través de nuestra propia respiración, ergo nuestra propia energía vital, construye paso a paso esa integridad que unifica todas las partes del cuerpo visibles y no visibles.
Me gustaría referir además, que en los últimos años la investigación médica ya ha comprobado en numerosas ocasiones que los efectos de una práctica de seis meses por ejemplo, aumenta la capacidad pulmonar y respiratoria, reduce el peso corporal, aumenta la tolerancia al stress y disminuye el colesterol y el azúcar en sangre. Asimismo y a la par, puede hacer que cambiemos ciertos hábitos alimenticios, que sintamos que queremos dejar de fumar o que nos decidamos a llevar un estilo de vida más saludable en general.
Siempre es bienvenido un cambio que nos lleve a una mejor versión de nosotros mismos, porque el cuerpo es un vehículo para el espíritu y ha de estar bien engrasado. Por supuesto, estos cambios siempre son decisiones personales que parten de un mayor conocimiento de uno mismo y el yoga es el combustible para que ese vehículo llegue lejos y permanezca joven el mayor tiempo posible.
Podéis hacer cualquier pregunta, consulta y mi equipo y yo resolveremos vuestras dudas.
Namaste.
* Verónica Vera Dávila
Es profesora certificada de Hatha Yoga tradicional y fundadora de YOGA INTEGRADOR
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