Pese a su maratoniana campaña en Andalucía –10.000 kilómetros y medio centenar de actos– Casado y su equipo esperaban una debacle de su partido aún mayor en las urnas este domingo. La dirección del PP se había preparado para la irrupción de Vox –que finalmente entró en el Parlamento andaluz con 12 escaños y ahora constituye su baza fundamental para formar gobierno– y no descartaba incluso quedarse en tercer lugar por detrás de Ciudadanos. La nueva cúpula del PP también había asumido que el PSOE de Susana Díaz volvería a gobernar la Junta al entender que las derechas no sumarían para desbancar a los socialistas del poder después de casi cuatro décadas.
Para ese escenario, Génova había previsto un plan: culpar a Moreno Bonilla y provocar la dimisión de un candidato de partida incómodo para la dirección nacional del PP que en las primarias se había posicionado con Soraya Sáenz de Santamaría. Como reconocía el equipo de Casado en las últimas semanas el aspirante a presidir la Junta le había llegado "impuesto" por la dirección anterior de Mariano Rajoy.
En privado, dirigentes cercanos al líder nacional explicaban durante la campaña que el máximo dirigente de los populares andaluces no era el candidato que hubiera querido Casado para luchar por el poder de la Junta, aunque asumían que "es lo que hay hasta las elecciones". El mismo domingo, durante la jornada electoral, la tesis que difundía la cúpula del PP era que el resultado iba a ser malo, que el responsable era Casado y que la debacle podría haber sido peor si Casado no se pasase casi dos semanas haciendo campaña en Andalucía.
La elaboración de las candidaturas
La configuración de las listas para las andaluzas ya estuvo dirigida a preparar la derrota, según dirigentes populares de Andalucía consultados por eldiario.es. La convulsa negociación de las candidaturas que enfrentó a Génova con el propio Moreno concluyó con la designación de afines a Casado en cuatro de las ocho provincias andaluzas, Sevilla, Córdoba, Cádiz y Almería, con el objetivo de controlar el PP andaluz tras la hipotética dimisión de Moreno por los malos resultados que el partido esperaba para el 2D.
Las fuentes consultadas apuntan que era el número uno por Sevilla, el exministro del Interior Juan Ignacio Zoido, el que estaba destinado a ser el presidente de la gestora que Casado pretendía crear en el PP de Andalucía tras las elecciones. De hecho, el también exalcalde sevillano pasó la noche electoral en Madrid, a 500 kilómetros de su circunscripción electoral, donde según las fuentes consultadas pensaba iniciar las gestiones para dirigir a los populares andaluces tras encajar la derrota en las urnas.
Génova reconoció durante la semana anterior a la votación que en ningún caso cabía en sus cálculos el resultado del domingo. "Ni en nuestros mejores sueños", apuntaban fuentes de la dirección nacional del PP, que insistían en lo "inesperado" del dato arrojado por las urnas que les facilitaba gobernar el ansiado feudo socialista.
El voto de los andaluces que permite a Moreno ser presidente si logra el apoyo de Ciudadanos y Vox, ha obligado a Casado a cambiar de estrategia. El líder del PP se ha volcado en el respaldo a Moreno como el "único" capaz de llevar al partido al frente de la Junta y aparcará sus pretensiones de controlar el PP andaluz al menos hasta ver si el candidato es capaz de formar gobierno con la ayuda del partido de Albert Rivera y la extrema derecha. Si no lo logra, explican dirigentes populares, es posible que Moreno deje de ser el líder de los populares andaluces e incluso que no vuelva a concurrir como candidato si hay una repetición de las elecciones, a pesar de los piropos de las últimas horas.
La noche electoral del PP andaluz fue un fiel reflejo de la división que existe entre Génova y la dirección de los populares andaluces. Moreno, su ejecutiva y sus fieles, los que encararon con él la derrota de 2015 (de 50 a 33 diputados), estuvieron en la sede autonómica desde primera hora del domingo. Quienes esperaban poco o nada de la jornada, los nombres que Casado metió desde Madrid en la lista electoral andaluza, no hicieron guardia en el cuartel general. A ellos les correspondía gestionar la derrota, pilotar una gestora y suceder al líder saliente.
Amarrar el Gobierno
El guión se torció cuando saltó el recuento –de 0 al 58% escrutado, por el retraso que provocó una incidencia en Sanlúcar– y la suma permitía vislumbrar un posible Gobierno de derechas, con el PP por delante. Los casadistas se apresuraron a acudir entonces a la sede del PP andaluz. También quienes se habían quedado fuera de la foto tras el último Congreso del PP: Javier Arenas y la exministra Fátima Báñez.
Moreno ha recuperado los galones de líder territorial, y así fue recibido en Génova el lunes. Ahora, para mantenerlos y seguir al frente del PP andaluz, tiene que amarrar el Gobierno de Andalucía para los populares "a toda costa", tal y como explican sus colaboradores.
Iñigo Aduriz / Daniel Cela
Eldiario.es