Según el reporte –titulado “En la ‘hielera’: condiciones abusivas para mujeres y niños en celdas de detención migratoria en Estados Unidos”– los reclusos pueden pasar hasta tres noches “con temperaturas extremadamente bajas, durmiendo en el piso o en bancos de cemento con sólo una manta de mylar (un material que luce como aluminio) para protegerse del frío”.
Una de las mujeres entrevistadas por HRW aseguró que, después que haber cruzado un río y totalmente empapada, fue detenida sin recibir ningún tipo de atención: “Estábamos sentados sobre el piso de cemento, completamente congelados. Al final, tuve que dormir sentada, con mi hijo en mi regazo, porque no podía dejarlo tumbado en el piso de cemento".
Los agentes fronterizos no quisieron dar respuestas a las preguntas de esta organización sobre las condiciones gélidas de las celdas. Por el litigio judicial que ahora enfrentan aseguran que “las celdas no están diseñadas para albergar a detenidos durante la noche” y que proporcionan colchonetas a las mujeres y sus hijos, según recoge HRW.
De acuerdo con el reporte, los agentes fronterizos mantienen también a los hombres adultos y adolescentes separados del resto, lo que va en contra de “la política de la agencia de que las familias deben mantenerse unidas”.
Además, HRW asegura que “después del período inicial de detención, que puede ser de varios días, en estas celdas heladas, los hombres generalmente continúan separados del resto de sus familias cuando son trasladados a centros de detención de más largo plazo".
Michael García Bochenek, asesor jurídico principal de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch, afirma que “las prácticas persistentes en las celdas de detención migratoria son degradantes y punitivas”. Y agrega que “las autoridades de inmigración deberían mantener unidas a las familias y no retener a los niños durante la noche en celdas de detención”.
El reporte asegura que mantener a las familias en estas condiciones de detención tiene “graves consecuencias perjudiciales para el bienestar mental, especialmente para aquellos que ya han sufrido un trauma”.
La investigación se basa en entrevistas a 110 mujeres y niños, cuyas celdas de reclusión –según el informe– “infringen los estándares internacionales, y probablemente violen también los términos de los tribunales federales”. Tales establecimientos de retención son administrados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP por sus siglas en inglés).
La Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) ha constatado que dos tercios de los migrantes detenidos permanecen en estas celdas al menos una noche, pero “decenas de miles pasan 72 horas o más, cada año”.
Una orden judicial en Arizona estableció que a todos los migrantes retenidos durante más de 12 horas se les deben dar colchonetas y la oportunidad de asearse. Y en Texas, un juez federal ordenó que se tomen “medidas para remediar las condiciones abusivas que afrontan los niños que se encuentran en celdas de detención”.
El informe concluye que “las celdas de detención deberían utilizarse únicamente durante períodos cortos. Las personas no deberían pasar allí la noche a menos que sea inevitable, y los niños nunca. A las personas detenidas durante la noche se les deberían dar colchonetas y mantas para dormir”.