Bodegas y viñedos finca Río Negro (I)

El empeño de un hombre, amante de su tierra, ha consolidado en espléndida realidad los vinos de una bodega, y ha restituido a la tierra de sus ancestros el esplendor de antaño… Porque olvidada estaba la tradición enológica de Cogolludo, la población guadalajareña guarnecida por las estribaciones del Parque Natural Sierra Norte. El paterfamilias José Manuel Fuentes adquiría en Guadalajara la hacienda de 600 hectáreas Finca Rio Negro. Situado en las inmediaciones de los impresionantes pueblos de la Arquitectura Negra, el predio, alcanza cotas de 1.000 metros de altitud y queda favorecido por la cercanía de la Sierra de Ayllón. Manchas de bosques de pinos, robles, encinas, y monte bajo, jalonan Finca Rio Negro. Su diversidad botánica, alberga un hábitat biológico igualmente variado. La finca, dedicó al cultivo cerealista y al ejercicio de la caza gran parte de su superficie. Finalizaban los años noventa y la Familia Fuentes funda Bodegas y Viñedos Finca Río Negro, reservando las mejores tierras para el cultivo de la vid. (De este modo, y contradiciendo augurios y consejos de extraños, se recuperaba la tradición vitivinícola de la zona, ya que durante siglos, Cogolludo, el pueblo próximo a la finca, vivió de la viticultura. La literatura de la época confirman la calidad de sus vinos, al igual que la arquitectura del Siglo XV, como muestran bajorrelieves esculpidos en la fachada - con adornos de pámpanos y racimos de vid -, que pueden admirarse en el Palacio Renacentista de los Duques de Medinaceli, en Cogolludo). La Familia Fuentes comenzó la audaz tarea de seleccionar las 42 hectáreas de tierras, de composición diversa, que albergarían bodega y viñedos. Las cepas se plantaron en cotas próximas a los 1000 metros, altura que generalmente desafía los límites tradicionales del cultivo de la vid, pero que garantiza la calidad optima de los frutos, y una ventilación adecuada previsora de las temidas plagas. Previamente, se había solicitado a departamentos universitarios el estudio de la composición de las distintas tierras de Finca Rio Negro, seleccionando terrenos y orientaciones idóneos a cada una de las castas de vid, con objeto de favorece su crecimiento y consecuentemente la maduración optima de los frutos. Finalmente una elegante construcción albergó la moderna bodega que se mimetiza con un entorno de pizarras y esquistos. Fue dotada de tecnología puntera y un seleccionado parque de barricas de roble francés, y algo de americano para la crianza de sus vinos. La circundaron unos viñedos, tal como requieren la calificación de Vinos de Pago. El enólogo, e investigador Juan Mariano Cabellos, asumió la completa responsabilidad de todo lo relacionado con el viñedo y bodega de este insólito pago (muy distante de los vinos que se elaboran en cualquier otra denominación de origen). Cabellos seleccionó los mejores clones de tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y syrah para los vinos tintos, y de gewurztraminer para los blancos.

(*) [email protected]

(**) FEPET es la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo y Gastronomía