El Tribunal de Apelación de la localidad marroquí de Salé ha condenado a los presos políticos saharauis de Gdeim Izik a penas que van desde los dos años de cárcel a la condena perpetua. El Tribunal Supremo marroquí había anulado una anterior sentencia dictada por la justicia militar, de 20 años a perpetuidad, por falta de pruebas y ante una oleada de protestas internacionales.
La historia se remonta a finales de 2010, cuando más de 20.000 saharauis residentes en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos erigieron sus haimas a 15 kilómetros de El Aaiún y crearon un campamento protesta bautizado como ‘Dignidad’ (Gdeim Izik) para protestar contra las malas condiciones de vida y la discriminación laboral que sufre la población autóctona de la antigua provincia española. Cuando las autoridades marroquíes enviaron a la policía y el ejército a desmantelar el campamento, los saharauis enarbolaron consignas independentistas y se iniciaron los enfrentamientos violentos en los que murieron 11 gendarmes y dos saharauis. En aquel momento, Marruecos expulsó del territorio a todos los periodistas.
El campamento Gdeim Izik fue el precursor de la Primavera Árabe, según varios analistas y pensadores, incluido Noam Chomsky, y el episodio más violento entre marroquíes y saharauis desde que el Frente Polisario y Rabat firmaron el alto el fuego en 1991 para organizar un referéndum de autodeterminación que dirima el futuro del último territorio africano pendiente de descolonización y cuya soberanía, en términos legales, sigue correspondiendo a España.
En diciembre de 2016 se reabrió el caso por la vía civil, con una primera vista que duró seis horas y que estuvo plagada de momentos de tensión. Aquella sesión fue aplazada por orden del juez después de que los imputados y sus familiares esgrimieran lemas a favor del referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental.
La Marea
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