He preferido suavizarlo y titularlo el fracaso de un sistema, y lo he hecho por varias razones que ya conocemos, no solo porque se estén perdiendo las conquistas sociales, que hayan desaparecido los viajes del “Imserso”, o que miles de jubilados y pensionistas se queden sin vacaciones porque el señor Rajoy les haga devolver en la declaración de la renta sumas desproporcionadas con las que pesaban veranear después de haber trabajado duro durante toda la vida, detrayéndoseles un tercio de sus ingresos en concepto de reserva para que pudieran gozar de una merecida vejez.
Bien, pero esto es “peccata minuta” si lo comparamos con la situación de la juventud. Los jóvenes españoles se declaran pesimistas sobre su futuro, así lo manifiesta el barómetro del Centro Reina Sofía sobre adolescencia y juventud. Los jóvenes se sienten muy desanimados sobre su capacidad para transformar la realidad social. Chicos y chicas entre los 15 y los 29 años, sienten como si se hubiese echado el freno al progreso.
Siete de cada diez ven probable tener que trabajar “en lo que sea” - el (68%)-, lo que significaría aceptar empleos por debajo de su cualificación. La juventud percibe que sus posibilidades laborables serán peores que las de sus padres (46%). Cuatro de cada diez (el 39%) consideran que existe una alta probabilidad de tenerse que ir al extranjero para poder trabajar. Para la mitad de los jóvenes españoles tener que salir de España a buscar trabajo es “una desgracia”.
Jofree López, (sociólogo), deduce en sus estudios que la juventud española tiene bastante asumido que van a soportar durante bastante tiempo la precariedad. Y apenas un tercio de la gente joven logra pagar todos sus gastos con sus propios ingresos.
Para Julia Chica Linares presidenta del Consejo de la Juventud de España, piensa que cunde el desánimo ente los jóvenes. Tienen una desafección absoluta sobre los políticos y les atraen, sin embargo, las fuerzas armadas y las ONGS. Están encerrados en su supervivencia y ven el poco compromiso de los partidos con sus anhelos y sus necesidades.
El mal trato a la tercera edad exigiéndoles devolver fuertes cantidades de sus pensiones a la hora de hacer la declaración sobre la renta y el creciente abandono de la juventud a su propia suerte, hace que el sistema económico – político sea un fracaso, a pesar de la parafernalia propagandística que hace el gobierno, de forma permanente y machacona, pues hay que legislar y hay que gobernar para todos los españoles y son precisamente los jóvenes y los ancianos los más vulnerables, no digamos la cultura y sobre todo el teatro que está en manos del Partido Socialista y de Podemos, una especie de monopolio. Pero de esto hablaré otro día pues por hoy ya está bien.
(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.