Huelva, mar de fresas

Huelva es la mejor y mayor productora europea de fresas y esto es gracias a que tiene 248 horas de sol mensuales en primavera y una muy pequeña oscilación térmica entre el día y la noche, y lo que es muy importante, terrenos fértiles que hacen que en España el 96 por ciento de este fruto sea de esta provincia.

Son 6.000 hectáreas las que dedica a este cultivo, extensión, que en los últimos años se ha reducido por el avance de otros cultivos como los arándanos, las frambuesas y las moras.

En nuestra visita a la provincia de la mano del Ayuntamiento y de la Diputación Regional, con ocasión de su declaración de “Capital Española de la Gastronomía 2017” tuvimos la oportunidad de visitar la zona de El Condado, pre parque de Doñallana, y, más concretamente, las plantaciones de la Cooperativa Bonafru, donde 86 socios activos dedican 200 hectáreas a la plantación de fresas, 150 a la frambuesa y 120 a arándanos.

Superficie que les permiten cosechar 2,5 millones de kilos de fresas, 1,5 de frambuesa y 600.000 kilos de arándanos. Las instalaciones para empaquetado de Bonafru se ubican en el polígono industrial El Corchito, de Bonares.

La semilla procedente de la provincia de Segovia se renueva anualmente para lograr la mejor calidad de la fresa, cuya planta crece bajo plástico, buscando que la temperatura sea inferior a 10 grados para que así pueda desarrollarse bien y producir frutos. No obstante, cuando comienza a fructificar es aconsejable que la temperatura esté entre los 14 y los 21 grados. Y que nunca baje de 12 grados cuando el fruto está madurando.

La temporada de la fresa dura desde finales de enero hasta finales de mayo, aunque se centra del 15 de marzo al 15 de abril. Unas 50.000 personas trabajan en los campos onubenses para recogerlas a mano, que proceden además de España, de Marruecos, Ucrania y Senegal, principalmente.

Cerca del 90 por ciento de la producción de la provincia se destina a la exportación, siendo los mayores consumidores Alemania y Reino Unido.

Doñana

Encontrándonos en la comarca de El Condado tenemos al lado el Parque Nacional de Doñana, cuyo espacio comparte Huelva con Sevilla y Cádiz. Un mundo salvaje de espectacular naturaleza y luz, de marisma, laguna, río, playa, coto y pueblo. Un lugar mágico que atrapa todos los sentidos.

Reserva de la Bioesfera y Patrimonio de la Humanidad, Doñana ha visto pasara por ella a los tartesos, fenicios, griegos, romanos, árabes y andalusíes, que dejaron su cultura, bueyes míticos y yeguas que pastorea el pueblo de Almonte. Doñana, humedal de las aves migratorias de África y de Europa, tiene cielos con alas imperiales, lagunas que son nidos, comederos por marismas y dunas vivas donde los ánsares se posan al despuntar el alba.
En nuestro recorrido por la zona hay que llegarse el Alcázar de los Guzmanes, en la localidad de Niebla, que ve pasar las augas rojizas del Río Tinto. Tiene Niebla un precioso conjunto histórico. Situado en una parte dominante sobre el valle y la ribera del río, se conservan restos de su pasado de origen medieval. En el castillo se puede disfrutar puntualmente de visitas guiadas, talleres de cetrería e, incluso, de un Festival Anual de Danza y Teatro. Sus estrechas callejuelas, sus bellos rincones de postal, sus muros revestidos de azulejos decorados, dan un sabor especial a este escondido lugar.

De la desembocadura del Guadiana a la del Guadalquivir, más de 120 kilómetros de playas de arena fina, suave y dorada, cubren el litoral de Huelva.

Cerca de tres mil horas de sol y una temperatura media anual de diecinueve grados la acompañan durante el año llenando los rincones de sus pueblos de una luz casi mágica. Ayamonte, Almonte, Cartaya, Isla Cristina, Lepe, Palos de la Frontera, Moguer y Punta Umbría son los encargados de refrescar la provincia con sus inigualables playas. Playas abanderadas con el reconocimiento europeo o la ‘Q’ del Instituto para la Calidad Turística Española, situadas en plena naturaleza pero con los buenos servicios hoteleros y de restauración, además de campos de golf y puertos deportivos.

Gastronomía

Por tener una ubicación privilegiada que le permite conjugar mar y montaña en la misma provincia, Huelva se convierte en un auténtico paraíso del sabor. Pescados, mariscos y carnes se ven complementados por vegetales que se aderezan con aceites y vinagres espectaculares, se riegan con excelentes Vinos del Condado, y se rematan con exquisitas frutas y dulces.

El rey es, por méritos propios, el cerdo ibérico de Jabugo y los embutidos que se derivan de él. La famosa carne de los cerdos ibéricos, criados en montanera, es la gran protagonista de muchos de los manjares que se pueden degustar en cada rincón de esta sierra.

La tradición milenaria marinera ha dejado muestra en la variedad de pescados, mariscos y moluscos que aparecen en la cocina onubense. Gambas, cigalas, langostinos, coquinas, almejas, navajas o chirlas hacen las delicias de los paladares más exquisitos. Y para acompañarlo todo, los delicados vinos que pueden descubrirse en la Ruta del Vino del Condado de Huelva.

Por su parte, los restaurantes de la ciudad o de los pueblos de la provincia ofrecen una cocina imaginativa y tradicional que hace honor al título que Huelva ostenta como Capital Española de la Gastronomía. B Bodega Roldan, en Bolullos, con 50 años de tradición; Portichuelo y La Abacería La Abundacia, en la capital o Arrieros en Linares de la Sierra, son algunos de los ejemplos de los establecimientos del buen comer.