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Fragmentos de Vida

Malta, “Bahía de San Pablo”, náufragos y sirenas escondidas
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Malta, “Bahía de San Pablo”, náufragos y sirenas escondidas

Por Maica Rivera

miércoles 08 de febrero de 2017, 02:41h

Un lugar que dice “no” en un negarse así mismo, creado por el tiempo; coraje de viento y agua, existencia nacida de historia y lágrimas, fuerza del planeta convertida en refugio del alma, bahía de San Pablo la llaman…

Así comenzó Sirena su canto bajo el agua. Muerte, lentamente me rodeaba, pues la tristeza del canto, sino muerta, sería hechizo de madrugada. Sirena, bella y serena, narra origen de tanta pena, comenzando la leyenda de esta bahía hechizada.

El fondo marino de la bahía es tranquilo y calmo, sin dar cuenta de los secretos que encierra, ni de la intriga que despiertan desembarcos que forjaron en los 2.000 últimos años parte de la historia y cultura de Malta. Bahía hermosa, escenario de hechos o leyendas -según creas en la magia-, que explican como un país con tradición milenaria -indicios de población en la Edad de Piedra, 5.200 a.c- hoy en día, es la nación más religiosa de Europa, con un 98% de habitantes que profesan la fe católica y cristiana.

Sirena, testigo de historias pasadas narra “la isla y esta bahía, se presentaron en sueño profético al apóstol San Pablo -año 60-, el mar envolvió en tormenta al barco en el cual Pablo, era conducido preso de Creta a Roma. La Mar, sabiendo que ningún marinero se curtió en la calma, arrojó tempestad intensa para de esta manera, retrasar su encuentro con el César hasta que estuviera tan seguro de sí mismo, que ni a la muerte anunciada temiera. La isla y su magia, se encargaron de que Pablo tuviera certeza que su destino, no era morir en aquella tormenta enviada”.

El fuerte viento alejó el barco de la ruta trazada, Pablo, tranquilo entre olas inmensas y bravías, se dirigió a los marinos, señalando lo que en la distancia se adivinaba como isla, era Malta, tierra profetizada en sueño de madrugada. A nado llegaron a una orilla, por el tiempo, viento y agua, transformada en piedra; la ausencia de arena parece condena a cambio de belleza extrema con la que capturar el alma del apóstol a su llegada. Sirena resalta “con Pablo el cristianismo se asentó en Malta”.

La bienvenida dada a los supervivientes se describe en los “Hechos de los Apóstoles”, San Lucas, (capítulo XXVIII)

Los que injustamente presos eran llevados a Roma, fueron recibidos con hoguera encendida por gentes que no hablaban ni latín ni griego, sino cálido y antiguo idioma derivado del fenicio, el maltés, nacido de civilizaciones aquí vividas. Mientras del Mar emergía tierna melodía de sirenas escondidas.

Junto al fuego que calentaba cuerpo cuerpo y alma de los náufragos, Pablo fue mordido por una serpiente venenosa, esta vez era Tierra la que de confianza quería llenarle el alma y el apóstol no sufrió daño alguno. Los isleños entendieron que ese hombre, al que en sueños se le presentó la isla y que ni la mordedura de reptil le dañaba, era hombre especial llegado a Malta conducido por la magia.

Según la tradición, el Apóstol San Pablo se refugió en una cueva, conocida en la actualidad como las Catacumbas de San Pablo en Rabat, la leyenda cuenta “Pablo curó de una grave fiebre al padre de Publio, máxima autoridad romana en las islas. Publio se convirtió al cristianismo, ni Roma debido a la distancia, pudo evitar que fuera nombrado primer obispo de Malta”.

Mientras todo esto en un frío invierno sucedía, las Oceánidas pidieron a Cielo y Mar salir del agua, para acompañar con arpa y lira, las palabras de aquél hombre que el bien hacía sin pedir nada.

Curiosas por su mitad humana, rezaban a divinidades y desesperadas al no obtener respuesta, trasladaron la petición al reino de los muertos. Hades -rey del inframundo griego-, frustrado por los intentos de amor rechazado de las ninfas Mente y Leuce , propuso a las Hijas del Mar que desafiaran a estos bellos seres a competición de canto, y si victoriosas eran, él mismo transformaría su cuerpo inferior escamoso, en suaves y eternas piernas, incluso la inmortalidad les concedería.

Sirenas hechizadas por la fuerza de las pasiones humanas, retaron a Ninfas y Musas, ansiosas por poder adentrarse en la isla de la que durante milenios eran princesas y reinas…

Durante días, Tierra, Cielo, Mar, Océano, Sol y Luna se volvieron locos con sus melodías; Tierra y Cielo se separaron, Luna y Sol se enamoraron, Mar y Océano eternamente lloraron…

Musas y Ninfas más poderosas que la vida misma, -dueñas de la inspiración- no pudieron ser vencidas…

Hades, satisfecho de saber que no solo él no podía conquistar la fuerza de las Ninfas, se apiadó de las Sirenas, y concedió a una de ellas, transformar su cola de pez, en hermosos pies de mujer, a cambio condena de soledad y necesidad, no de aire que respirar, sino de escribir sin pensar durante toda la eternidad.

Eternas piernas a cambio de soledad; la elegida olvidaría origen, familia y Mar..tan solo necesidad imperiosa de escribir quedaría grabada en mente y piel. Su canto hipnótico “palabras que una a una encadenarían a todo aquél que las escuchara”. Sirena levanta mirada; sus ojos, espejo de mi alma, audaces y profundos preguntan; ¿no recuerdas nada?.

Mecidas por aguas calmas, ella continua; “aquí el Apóstol San Pablo desembarcó, – yo misma acompañé su nado hacia la playa-“. Circulan otras ubicaciones de la llegada de Pablo a la costa maltesa, indecisas en la historia, como la bahía de San Tomás, hipótesis apoyada por anclas datadas de época romana, encontradas sobre el año 1970 al suroeste de la isla -donadas al museo Marítimo Nacional-, cuatro anclas a 90 pies de profundidad, quizás las arrastró la corriente marina, en Malta no existe duda, es en esta bahía donde mordido por serpiente, Pablo, ileso, tanto del naufragio como de la mordedura, quedó ligado a la isla más allá de la muerte, pues la leyenda continua con su presencia en el Siglo XV…

Bahía especial, aquí la melodía de musas, ninfas y sirenas aún se oye, lejana e inmortal, testigo de historia, leyenda y vida. La concesión de Hades permitió que una bella Oceánica abandonara “aguas que fueron cuna”. Enigmática mujer con hipnótica escritura, sello de relatos de la bahía San Pablo a través del tiempo; el desembarco del Conde normando Roger I – año 1090-, quién puso fin a la dominación árabe, así como la batalla en el Siglo XV de 18000 soldados árabes, llegados en barco a esta orilla en un intento de invadir Malta, en una reconquista. Escrito está, por su hermosa e incansable mano, como aquel día, San Pablo bajó del cielo con caballo blanco y espada alzada, para defender la tierra donde aprendió a amar al Mar y Tierra, a la tormenta y el fuego, pues ellos dirigieron las enseñanzas religiosas de la isla.

Sirena suavemente me conduce a la orilla, entre sueño, muerte y vida contemplo Mar, Cielo, Tierra e Infierno; mujer que habita Océanos de agua y tiempo, Hija del Mar, princesa y reina marina, ¿cómo pudiste cambiar hermosas escamas por piernas infinitas?. Tristeza y melancolía, condena de soledad, madrugadas de ausencia en una Tierra que no es tuya…la llamada del Mar, comienza a ser más poderosa que la de escritura.


Un abrazo,



Maica Rivera


www.maicarivera.com

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