Con esto quiero decir, que no puedo ser tan irresponsable y darles recetas para la salud y la baja de peso, sin antes enseñarles a comprar, a limpiar, congelar y organizar los alimentos, entre otras cosas. Parece que estuviera de más, pero no es así y se los digo por experiencia, como todo lo que les entrego.
Un plato de alimento, precisa antes que todo, cariño por quienes lo comerán. Si se está de mal genio, es mejor darles solamente un vaso de agua antes que intoxicarlos con malas vibraciones, pues el mal humor, el desgano y falta de cariño, se traducen en algo así como el "smog" en las comidas, que posee efectos contaminantes y dañinos para la salud. Y no es broma.
Un plato de comida nutritiva, requiere de bastante preparación, de muchos elementos, que si no se tienen organizados, nuestra hazaña se convertirá en un verdadero caos, que no nos dejará ninguna gana de repetirla.
Para preparar un buen platillo, se necesita preparaciones anteriores, porque en la modernidad, los tiempos no están sobrando y se requieren ciertas ayuditas para optimizarlo.
Pequeña orientación:
- Bolsas plásticas biodegradables, etiquetas y lápices de tinta imborrable.
- cuchillos bien afilados y un buen afilador para renovarlos a menudo
- ralladores
- sartenes de teflón verdaderas. Vale la pena invertir en uno bueno, que es más barato que 4 malos.
- aceite vegetal para aliñar
- aceite de oliva para cocinar y condimentar
- aceite de coco para freír, lo que hará muy a lo lejos.
- aliños o condimentos... toda la variedad que exista en el mercado. ¡Atrévanse a probar cosas nuevas!
- carro de compras con ruedas resistentes.
- olla a presión para algunas cosas (se puede conseguir prestada para la ocasión)
- protector de ropa atractivo, bonito, ojalá con bolsillos
- buena iluminación
- música y aroma ambiental gratos
- las tareas básicas realizadas “para estar con la conciencia limpia” (el aseo personal, aseo general y orden, especialmente la cama)
Bueno, espero que esto sea bien entendido...
Prima, la activa
(*) Primavera Silva Monge es una escritora chilena, traductora de japonés, ex alumna del prestigioso Instituto Nacional de Santiago de Chile, artesana y socióloga por afición. Sus escritos los redacta referidos principalmente a los temas cotidianos imprimiéndoles una dosis de frescura y cercanía que hacen muy fácil su lectura y comprensión. Su género literario favorito es la novela y el relato o cuento corto.