Respecto a la ropa, me pregunto por qué tenemos que aguantar, por ejemplo:
Primero, que los fabricantes de ropa pongan dichas etiquetas por fuera de las prendas, como si nosotros fuéramos sus vitrinas ambulantes. ¿Quién nos paga la publicidad?
Segundo, que aquellas que van por el interior de ellas, sean cosidas con hilos plásticos y duros, que producen alergia y un escozor tal, que uno termina rompiendo la prenda tratando de sacarla con lo primero que encuentra a mano: los dientes, un cuchillo, una pistola o una sierra eléctrica.
Tercero, no hay nada más asegurado y rematado dentro de las terminaciones de las prendas, que tales etiquetas, mientras que todo lo demás carece de refuerzos y se desarma a medio andar. ¡Curioso!
Cuarto, que las etiquetas sean plásticas y que cada vez que se planchan las prendas, van quedando más y más fundidas, en la ropa y en la plancha.
En este momento de paz, en pelotas y sin etiquetas, no recuerdo otras quejas, pero en cuanto me vista y me vengan otras a la memoria, las agrego al presente.
(Primavera Silva Monge (etiquetada), 19 de septiembre de 2016 – Santiago de Chile)
(*) Primavera Silva Monge es una escritora chilena, traductora de japonés, ex alumna del prestigioso Instituto Nacional de Santiago de Chile, artesana y socióloga por afición. Sus escritos los redacta referidos principalmente a los temas cotidianos imprimiéndoles una dosis de frescura y cercanía que hacen muy fácil su lectura y comprensión. Su género literario favorito es la novela y el relato o cuento corto.