Sommos Vinos y arquitectura en Somontano

Guardo en mi memoria aquella primera visita a Sommos, una gigantesca bodega situada en las afueras de Barbastro.Por entonces Sommos se llamaba Irius. (Esto sucedió antes de que su propietario comprobaba como la crisis del ladrillo se llevaba por delante su sueño en Somontano. Le ocurrió como a algún otroconstructor,financiero, o artista famoso, que aficionados al vino, pero carentes de formación para este difícil y especializado negocio, vieron como concluía su breve quimera de bodegueros). Recientemente, aquella bodega Irius se ha convertido en Sommos. Sus nuevos propietarios, un grupo inversor aragonés, han rebautizado la bodega con un nombre que nos da una pista inequívoca de su ubicación en la D.O. aragonesa. Recuerdo como impresionaba la imponente silueta del monumental templo báquico, que aparecía en el paisaje de Somontano emergiendo de las entrañas de una tierra orlada de viñedos. Su soberbio contorno poliédrico, asemejaba, vista desde lejos, capucha y torso de fraile cartujo o de personajes de Guerra de las Galaxias. No pasaba desapercibida su moderna arquitectura futurista, refulgente por fuera y lustrosa por dentro. Excavados a casi treinta metros de profundidad, recorrí sus gigantescas tripas. En distintos niveles, aparecían impecables espacios dedicados a las diferentes fases de elaboración de sus vinos: la sala de barricas, de embotellado y almacenaje. Constaté tecnología puntera y una cuidadísima pulcritud. Los mostos y vinos eran transportados por gravedad en conductos de acero hasta los depósitos donde terminaba su recorrido. Los vinos que en aquella visita probé me parecieron estupendos. Algunos de los que ahora salen al mercado con la marca Sommos todavía me parecen más innovadores, aunque todos ellos mantienen un marcado carácter Somontano. Tanto los blancos como los tintos han madurado en contacto con sus lías finas, circunstancia que les hace más sabrosos y complejos. Esto que afirmo, lo comentaré en un próximo escrito. Los protagonistas serán dos blancos y tres tintos de Sommos, y otros dos excelentes tintos hechos con uvas de garnacha de viñas viejas, de más de 60 años, con frutos de muy bajo rendimiento. Los elabora Alianza de Garapiteros, la bodega que Sommos posee en Calatayud.

(Permítanme esta digresión que de algún modo tiene algo que ver con la bodega de Somontano. Fechas atrás, me encontraba compartiendo un almuerzo con tres colegas en el restaurante Boga Bar del castizo barrio madrileño de Chueca. En una mesa próxima a la nuestra, se encontraba acompañado de su novia española, el actor Richard Gere, que esos días presentaba su ultima película en Madrid. Llamó mi atención un camarero en dirección a la mesa del famoso con una botella de tinto que creí identificar de la marca Irius. Conocedores de las dificultades por las que pasaba la firma aragonesa, consensuamos que una botella de aquel vino seguiría al formidable albariño “Envidia cochina”, de Eladio Piñeiro, que estábamos a punto de finiquitar. No estoy seguro que la botella que vimos pasar, terminara en la mesa del actor americano o en la contigua…, pero a mi aquel reencuentro con Irius me pareció estupendo).