Los partidos tiran a la basura 17 días de negociaciones sin hacer una sola propuesta

Han pasado más de dos semanas desde el 20D y los cuatro principales partidos con posibilidad de formar o decidir un Gobierno no han avanzado en las negociaciones. No han realizado ni una sola propuesta, tirando a la basura 17 valiosos días para acercar posturas. Su actitud contrasta con la que han mantenido otros líderes a nivel europeo, como enAlemania, donde la gran coalición ha sido perfectamente posible.

El adelanto electoral parece más inevitable que nunca a pesar de que todos afirman que quieren evitarlo. Lo cierto es que un adelanto electoral supondría un freno para la recuperación económica que se viene notando desde el año pasado. Los inversores internacionales detendrían el flujo de inversiones previsto para este año en España con el consiguiente impacto que eso puede acarrear en el empleo. La Asociación de Trabajadores Autónomas (ATA) estima que el adelanto electoral bajaría un tercio el aumento del PIB, reduciría a la mitad los nuevos empleos previstos y mantendría la tasa de paro por encima del 20%.

Las organizaciones empresariales han urgido a los princiales partidos a llegar un acuerdo. Juan Rossell, presidente de la CEOE, pidió a los políticos "cambiar el chip" y atender a las demandas de los ciudadanos "que han pedido un gobierno de coalición".

Los grandes fondos de inversión, que habían retrasado sus operaciones hasta enero, confiando en el final de la incertidumbre política vivida el año pasado, se ven obligados a prorrogar sus inversiones hasta primavera. Eso significa que, en el mejor de los escenarios, España no vería circular ese dinero hasta verano.

Por otro lado, tampoco se prevé que unas nuevas elecciones modifiquen de forma sustancial la correlación de fuerzas en el Congreso. Los analistas políticos dudan que el Partido Popular, con un líder cuestionado como Rajoy encabezando el partido, pueda obtener la mayoría absoluta en el Congreso sumando sus escaños a los que pueda obtener Ciudadanos.

Por otra parte, quien está en riesgo de perder su posición es el PSOE, ante los buenos resultados de Podemos, que superó las encuestas contra todo pronóstico. Consciente de esto, Pablo Iglesias no ha parado de lanzar críticas al PSOE. Para el secretario general de la formación morada, la erosión del Partido Socialista se ha convertido en un objetivo prioritario a cualquier otro. Sabe que si adelanta al PSOE en unas nuevas elecciones generales, ellos no tendrían más remedio que apoyarle, al igual que harían las formaciones nacionalistas de Cataluña.

Mariano Rajoy no ha ofrecido nada, de momento

Ante este peligroso escenario, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy se enroca en que tiene que ser el PP quien presida el Ejecutivo y el Congreso de los Diputados (en el Senado han sacado mayoría absoluta y todo apunta a que será Pío García Escudero quien repita al frente de la cuarta institución del Estado) por ser el partido más votado.

El presidente en funciones se reunió por espacio de apenas 30 minutos con Pedro Sánchez en La Moncloa. Tras salir de aquella reunión, el secretario general del PSOE dejó rotundamente claro que las posibilidades de un gobierno con Rajoy eran "nulas".

Con Pablo Iglesias estuvo, en cambio, dos horas. En las negociaciones mantenidas hasta ahora, Rajoy no ha ofrecido nada a ninguno de los candidatos. Se ha mostrado partidario de formar un gobierno con PSOE y Ciudadanos, pero no ha habido propuestas sobre la mesa, salvo el anuncio de este miércoles en COPE de mostrarse a favor de reformar la Constitución.

El presidente en funciones, por tanto, ha dejado pasar 17 días en los que las conversaciones no han avanzado nada. Rajoy, incluso, se marchó unos días a Sanxenxo con su familia a pasar el fin de año, dejando el peso negociador al portavoz en el Congreso, Rafael Hernando.

Pedro Sánchez es el único que puede desbloquear la situación

El candidato socialista ha pasado los quince días posteriores a las generales más preocupado por la división interna en el partido que en la formación de un posible Gobierno. Él es el único que puede desbloquear la situación e impedir la convocatoria de nuevas elecciones, pero su situación es inamovible.

“No es no” ha asegurado Antonio Hernando en relación a la oferta de Rajoy. “Que deje de tener sueños o ensoñaciones”, han avisado desde Ferraz. No va a haber, por tanto, “ni grandes coaliciones, ni coaliciones pequeñas ni mediopensionistas”.

Que Rajoy deje de tener ensoñaciones con una gran coalición con el PSOE, porque no es no#JuntosPorSoraya https://t.co/yD1b1TjbuK

— PSOE (@PSOE) January 5, 2016

La postura de Sánchez es clara: el PSOE tiene que ser quien presida el Ejecutivo y el Congreso de los Diputados. Así se lo trasladó el candidato a Rajoy en el primer y único encuentro hasta ahora que han mantenido.

Los socialistas, en estos días, están enfrascados en una lucha a nivel interno difícil de solucionar. En lugar de proponer, lo único que Sánchez y su equipo han pronunciado han sido negativas: no a investir a Rajoy, no a incorporarse a un Gobierno de coalición y no al referéndum de Podemos.

Ya el día posterior a las elecciones, César Luena dijo “España ha castigado duramente al PP. En unas circunstancias nuevas y difíciles el PSOE ha aguantado con un resultado aceptable. Somos la segunda fuerza, la alternativa al PP, la primera fuerza de la oposición y la primera fuerza de izquierdas”. Muchos vieron estas declaraciones como un insulto ya que el PSOE ha obtenido el peor resultado de la historia democrática.

A ello hay que sumar el juego sucio que se ha abierto en el PSOE. Primero, por la filtración a un medio de comunicación de la dura intervención de Eduardo Madina en el comité federal. Después, por las intervenciones de Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara o Emiliano García-Page. Declaraciones públicas que han servido para echar más leña al fuego de la división en un PSOE que no consigue mantener un discurso unitario.

Pablo Iglesias se empeña en erosionar al PSOE

En Podemos se presentaron a las elecciones con un proyecto de país. Pero tras el 20D su discurso ha variado y ahora están más centrados en erosionar al PSOE. 17 días después de la cita con las urnas, Pablo Iglesias se ha limitado a mantenerse firme en sus propuestas y a criticar a los socialistas. El tono de sus críticas quiere dar la impresión de que son el único vencedor real de las elecciones, al más puro estilo de la casta que tanto criticó, se ha convertido en el principal interesado en que se produzca un nuevo adelanto electoral.

Iglesias ha defendido la necesidad de convocar un referéndum en Cataluña, consciente de que es una línea roja que el PSOE se niega a traspasar. También ha arremetido contra Pedro Sánchez con estas palabras: “Hay que tender mano a los sectores sensatos del PSOE que entienden que toca revertir las políticas del PP y que la unidad del país se construye desde el diálogo”, afirmó ante el Consejo Ciudadano de Podemos el pasado domingo. Iglesias se mostró partidario de liderar el bloque reformista si el actual PSOE no es capaz de hacerlo.

En las dos horas en las que el líder de Podemos estuvo con Rajoy no salió ni una sola propuesta. Dicen que sus posturas están en las antípodas una de la otra.

Albert Rivera, el más activo

Ciudadanos se ha mostrado hasta ahora como el partido más favorable a llegar a un acuerdo, aunque no concreta cómo ni ha hecho una propuesta formal sobre aspectos puntuales. Si durante la campaña se mostró contrario a una investidura de Rajoy, Rivera ha ido modulando su discurso y ya ha anunciado que los 40 diputados estarían dispuestos a facilitar un Gobierno del PP.

“Gobernar un país y darle estabilidad no puede depender de que Pablo Iglesias quiera nuevas elecciones”, “no vale todo, no hay que sumar con aquellos que quieren romper tu país” o “la solución es intentar que alguien gobierne y desde la oposición impulsar reformas” son algunas de las declaraciones que ha realizado en los últimos días.

No obstante, Ciudadanos tampoco ha realizado una propuesta concreta para poder alcanzar un acuerdo a tres entre los que defienden la Constitución. Su postura es más conciliadora que constructiva.

Artur Mas, contra los enemigos "de Madrit y de Barcelona"

A Artur Mas, pieza clave en el tablero político español, le ha salido un nuevo adversario en casa propia: los independentistas de la CUP. Por eso no ha tenido reparos en declarar que se siente con fuerzas para luchar "contra los poderes de Madrid, que nunca han querido que progrese este país y también contra los de aquí".

Paradójicamente, este gobierno de Madrid es que el sustenta financieramente a Cataluña a través del Fondo de Liquidación Autonómica, que le permite pagar a proveedores y farmacéuticos.

Cataluña lleva desde el 27 de septiembre con la incertidumbre de un Gobierno en funciones presidido por un político empeñado en una carrera hacia ninguna parte en la que ni siquiera los suyos le apoyan. El lunes, si nadie lo remedia, convocará las cuartas elecciones en cinco años. Mientras tanto, según informa el Círculo de Empresarios de Cataluña, casi 700 empresas han abandonado esta autonomía en búsqueda de una estabilidad que no les ofrece el gobierno de la Generalitat.

FUENTE: LAINFORMACION.COM - Fernando H. Valls - 08 de enero del 2016