Uno de los secretos del dispositivo de seguridad que vela por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha sido desvelado en la última Cumbre de las Américas en Panamá. Algunos periodistas pudieron percatarse de que Maduro intentó distraer a la prensa usando un doble para él y para su esposa, Cilia Flores.
La cadena CNN captó el momento en el que los dobles salen del hotel seguidos de un vasto dispositivo de seguridad, simulando ser el líder de Venezuela acompañado por su esposa Cilia Flores. Mientras la mayoría de la prensa seguía al falso Maduro, el verdadero salía del hotel donde se alojaba conduciendo él mismo un coche.
Los mandatarios implantan complejos sistemas de seguridad para protegerse de posibles ataques, pero raro es que presenten lagunas tan flagrantes que permitan descubrir el esquema de protección como ha sido el caso de esta estratagema llevada a cabo por el líder venezolano.
Una estrategia utilizada por varios dictadores
La historia de los 'dobles' presidenciales ha generado curiosidad y leyenda a partes iguales. La preocupación por la seguridad y el temor a sufrir un atentado hicieron a muchos dirigentes recurrir a una, o más personas con idéntico parecido a lo largo de sus mandatos.
La vida del bailarín, malabarista y militar del Ejército Rojo, Félix Dadaev cambió por completo cuando el Kremlin se cruzó en su camino. Dadaev fue doble de Stalin durante diez años, y durante otros 45 más guardó silencio por temor a represalias.
Después, a los 88 años, decidió contarlo todo en su autobiografía. Narró cómo había sido reclutado por la policía secreta soviética tras resultar herido en la Segunda Guerra Mundial. Stalin vivía con terror la posibilidad de sufrir un atentado y la estrategia de su equipo era jugar al despiste. Dadaev no fue el único. Otros hombres fueron reclutados también para hacerse pasar por el dictador en desfiles, viajes oficiales y actos de lo más diverso.
El ruso contó después al periódico Daily Mail cómo necesitó aprender a imitar sus gestos, su forma de andar, el más mínimo detalle. Resultó tan parecido que incluso los propios colaboradores de Stalin llegaron a confundirles. Dadaev suplantó al dirigente en actos de relevancia, como el saludo desde el balcón del mausoleo en la Plaza Roja durante un desfile de atletas en 1945, e incluso en la lectura de discursos.
Pese a que el parecido entre ambos era extraordinario, sí les diferenciaban algunas cosas: la edad (Dadaev contaba por entonces con 20 años y Stalin, con más de sesenta, lo que le obligaba a someterse a constantes sesiones de maquillaje), la altura (dos centímetros que el personal de “caracterización” resolvía con tacones) y los lóbulos de las orejas. Los de Dadaev estaban unidos a la cabeza, los de Stalin no. Ambos se encontraron una sola vez, durante una recepción, y apenas intercambiaron cinco minutos de conversación.
La misma estrategia siguieron otros dirigentes, como Sadam Husein. Se sospecha que el dictador iraquí llegó a tener hasta tres dobles, como así concluyó el médico forense alemán Dieter Buhmann. Buhmann cruzó cientos de fotografías del presidente para determinar que las diferencias morfológicas eran significativas y llegó incluso a asegurar que los dobles habrían sido sometidos a operaciones de cirugía estética para modificar su aspecto y hacerlo lo más parecido posible al de Sadam. El rumor, nunca confirmado, no hizo más que alimentar las leyendas de que Hussein no hubiese muerto en realidad.
La misma leyenda que se ha escrito con Hitler. ¿Fue él quien murió realmente en el búnker? Algunos historiadores han puesto en duda este extremo. El periodista argentino Abel Basti, investigador en la historia no oficial del Tercer Reich, sostiene en su libro "El exilio de Hitler" que nunca se encontraron pruebas de la muerte real del dictador, ni tampoco existen pericias criminalísticas que demuestren el suicidio. Según Basti, en el búnker se representó una "gran farsa" protagonizada por el doble de Hitler. Mientras, el dirigente se encontraría en España, sin bigote para pasar desapercibido.
La existencia de dobles presidenciales ha sido constante en la estrategia de los equipos de seguridad de la Casa Blanca. Se sabe que Churchill, Washington y Roosevelt tenían uno. Por el momento, no ha trascendido que Obama también haga lo propio. Aunque su gabinete sí se esmera al milímetro para evitar cualquier riesgo de atentados contra el presidente. Entre las estrategias está la de utilizar dos vehículos idénticos en sus desplazamientos para llevar al despiste. Ambos se van intercalando durante el trayecto. Imposible saber en cuál viaja en realidad Obama.
Fuente: lainformacion.com - 13/04/15
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