La multitudinaria demostración de fe, recorre los parajes andinos entre el Santuario de "La Virgen del Cisne" y Loja, capital de la provincia del mismo nombre, con una distancia de 75 kilómetros, que se hace por trayectos, siempre encabezada por la imagen sagrada, conocida con cariño por los ecuatorianos como "La Churona".
Grupos de policías se han turnado para llevar a hombros la estatua de la virgen, protegida dentro de un cajón de cristal que deja ver en lo alto su imagen a la muchedumbre, que expresa de distintas formas su devoción a ella.
El último trayecto, de 35 kilómetros, inició en la ciudad de Catamayo, donde se formó el grueso de la procesión para la entrada en Loja con la virgen de cabecera, que en esta ocasión vistió de celeste.
Pero no sólo ecuatorianos participan en la romería, pues la fama de "La Churona" atrae a fieles de otros países, especialmente del norte de Perú, así como de Colombia.
Tallada en cedro, a fines del siglo XVI por el español Diego de Robles, la "Virgen del Cisne" y la romería que se hace en su honor representan una de las tradiciones religiosas más importantes de Ecuador.
A la imagen, que se venera en una basílica construida en una comarca de campesinos pobres, se le atribuyen muchos milagros y por ello su procesión atrae a cientos de miles de fieles.
El propio Libertador Simón Bolívar, mediante un decreto, ordenó en 1826 que "La Churona" fuera transportada en romería desde el Santuario del Cisne hasta Loja, con el objetivo de aliviar la pena de los habitantes de la región, que en esa época habían sido afectados por una severa sequía.
Además, Bolívar instruyó que la romería diera paso a una feria de integración entre el sur de Ecuador y el norte de Perú, para fomentar el intercambio comercial en esa zona andina.
En la actualidad, la llegada de la virgen también marca el inicio de la fiesta religiosa más importante de Loja, que se extiende hasta el 8 de septiembre.
La multitud que acompaña la procesión ha obligado a varias instituciones del Estado y otros organismos a desplazar a cientos de personas que apoyan en las tareas de vigilancia y asistencia a los fieles.