Julia Sáez Angulo habló así del columnismo y del libro “Desde mi torre de adobe”:
Hoy por hoy el columnismo periodístico esconde o muestra, según se mire, las mejores plumas literarias, hable de cultura en un sentido amplio o de política, en otro sentido más amplio todavía. Por citar algunos de los columnistas más célebres en nuestros diarios en papel o digitales, podríamos citar a Rosa Montero, Alfonso Ussía, Mayte Alcaraz, Juan Manuel de Prada, Javier Cercás, Gabriel Albiac (un gran filósofo, muy culto: Marïa Antonia incide en la sociología los derechos de la mujer o La Mancha, como temas que domina), Ramón Pérez Maura, Isabel San Sebastián, Manuel Jabois, Juan José Millás, Maruja Torres, Herman Tertsch, Jorge Bustos, Elvira Lindo, Manuel Vicent, Juan Manuel de Prada, Raúl del Pozo… Más hombres que mujeres ciertamente y he hecho un recorrido por distintos periódicos. Algunos de los columnistas pasan de uno a otro periódico por ajuste de sus opiniones. Véase el caso Hermann Terch, que ha pasado de El País al ABC y hoy en El Debate.
El columnismo periodístico, el de la columna de opinión, es un género literario que han cultivado los escritores con brillantez, también en el pasado. Recordemos a Larra, Julio Camba, Chaves Nogales, Augusto Assía, Jaime Capmany, Francisco Umbral -María Antonia habla también de “negritas” en su trabajo, como hacía Umbral, Antonio Gala, Victoria Prego, David Gistau -que ha dado nombre a una Biblioteca de Madrid, en Avda. de los Toreros-…, Azorín, buen articulista y columnista, nos dejó una buena definición de estilo: “La sencillez, la dificilísima sencillez, es una cuestión de método. Haced lo siguiente y habréis alcanzado de un golpe el gran estilo: colocad una cosa después de otra. Nada más; esto es todo”. Ortega y Gasset no dejó otro gran consejo: “la cortesía del filósofo es la claridad”. Buen consejo para todos: escritores y periodistas en general.
Quiero reivindicar con todos los autores citados, la calidad literaria de la columna y el artículo periodísticos, dos géneros que se rozan, pero se diferencian.
No solo las columnas periodísticas se reúnen en libro, también las entrevistas llevadas a cabo, como es el caso reciente del libro de Juan Cruz, titulado Secreto y pasión de la literatura, cuyo subtítulo aclara: Los escritores en primera persona, de Borges a Almudena Grandes. Les cuento todo esto para que conozcan el estado de la cuestión. Ahí está también la diferencia entre artículo y columna (planteamiento, longitud, individualidad y bosque de columnistas)
Buena parte de estos nombres que he citado les habrán sonado a escritores de libros, en su mayoría ensayos o novelas, pero también han llevado a cabo una recopilación de sus columnas periodísticas, de sus escritos literarios, en suma, porque ellos entienden y las editoriales comprenden, que no pueden quedarse escondidos entre los centenares de periódicos en las hemeroteca y, vale la pena, recopilarlos en un libro compacto que acoja el pensamiento de su autor, con su criterio, estilo y metáforas. El periodismo es una mercancía muy frágil: solo tiene 24 horas, a las que hay que añadir las consultas hemerotecas.
Y estos libros como el de M. Antonia o los autores columnistas citados, nada tienen que ver con los encargos que las editoriales piden a los famosos y famosas de la televisión para que escriban una novela, aunque no sepan escribir, porque su fama, -que no su celebridad- les hará vender más libros. ¿Cuál es el método? Se lo digo yo, porque conozco la experiencia de algunas: Les proponen un tema o un personaje de la Historia y les hacen un índice de capítulos, que ellas esbozarán y la correctora de la editorial no solo lo corregirá, sino que le da la vuelta, para que esté mejor escrito y no se comentan anacolutos u otras faltas garrafales.
“Un periodista no es un escritor de segundo orden”, pese a que algunos lo crean, es un escritor que tiene su especialidad, su preferencia o sus cualidades especiales para uno u otro género. Luis María Ansón o Manuel Borrás, director editorial de Pre-Textos, han contradicho este prejuicio. Un periodista que escribe un libro, no es un arrogante, sino alguien que conoce los distintos géneros de la escritura y puede entrar en ellos con toda libertad. Precisamente el género es el que marca la distancia, la condensación, la amplitud, el ritmo o el estilo.
La ironía suele acompañar con frecuencia las columnas de los autores. Y su arte de titular es importante para captar la atención del li
Este es el caso de María Antonia García de León con el libro “Desde mi Torre de Adobe”, que acoge las columnas publicadas en el diario “Lanza” de Ciudad Real, en su tierra manchega, que aflora por amor y vocación en muchas de sus columnas, porque el “Territorio Mancha”, que la autora cita con fervor y orgullo. Y nos contagia el amor por su tierra.
María Antonia, como poeta, socióloga, viajera, americanista y mujer de presente y sus días, no pueden faltar en sus columnas observaciones sagaces sobre la sociedad que nos rodea, sobre la 1, poesía que se va publicando o lee y relee con interés. De la poesía nunca se hablará suficiente y María Antonia lo hace con conocimiento de tema. Ella es una “animadora cultural”, como diría la UNESCO, porque mueve y remueve para llevar a cabo encuentros y presentaciones, mayormente de autoras, vates españolas o hispanas.
Y qué decir del feminismo, entendido como fiel y constante defensor de la igualdad de las mujeres en la sociedad ante la primacía y hasta supremacía de los varones. No baja la guardia en ello y hace bien, porque es necesario. A nada que se remolonee, vuelve la marginación de la mujer al “segundo sexo”. Por ello hay que estar atentas y ganarse a los hombres como el mejor apoyo en esta batalla de la igualdad, pese a nuestro distinto estilo.
Sus viajes al Territorio Mancha o, especialmente a la América hispana, que vista con periodicidad, son lógicamente tema de sus columnas.
Hay columnas de M. Antonia que son magistrales y vale la pena resaltarlas, releerlas. En ellas hay observación y sabiduría. La columna admite todos los tonos: asombro, admiración, comentario, denuncia, narración, crónicas viajeras, condena, noticia de actualidad con su comentario correspondiente… Esta versatilidad la hace variada y amena. La propia autora nos envía, de vez en cuando, a sus amigas o colegas, algunas de estas columnas, que ella considera que nos pueden interesar o que debemos leer de inmediato. Y así lo hacemos y comentamos.
“Desde mi Torre de adobe” disfrutaremos leyendo las columnas que nos hablan del pensamiento y las andanzas de la autora, sobre todo por la América hispana o Iberoamérica, para incluir a Brasil y Portugal, tierras que ella frecuenta siempre con su actividad académica y literaria.
Por todo lo expuesto, me atrevo a invitarles a ustedes a leer este libro de María Antonia, porque es una pese a que algunos lo creen. antología y un variado caleidoscopio de su escritura literaria.