En un verso de su poema “Catálogos”, el griego Hesíodo, s. VIII a. C., sitúa en la zona más occidental del mundo, en Iberia, la Gran Liguria (Hesiodo, fr.55). Siglos más tarde en la Gran Liguria el también escitor griego Eforo (s. IV a. C.), sitúa el gran país de los celtas. También otro historiador del s. IV a. C. el siciliano Timeo nos dice que los ríos que desembocan en el Atlántico atraviesan el territorio de los celtas (Huber, 14).
En la Geografía del escritor hispano-romano Pomponio Mela (s. I d. C.) y en la Historia de Plinio (s. I. d. C.) se nos dice que las costas occidentales gallegas estaban habitadas por los celtici (keltikoi en griego), pueblo que también está localizado siglos antes en la zona del Guadalquivir por Heródoto (s. V a. C.). Por lo que es lógico pensar en una emigración celta de sur a norte. En el mapa del historiador y geógrafo griego Estrabón (s. I a. C. ), podemos apreciar como los celtici o keltikoi aparecen localizados en la zona suroeste de la Península y en la zona de Galicia (noroeste).
La situación de los keltikoi que nos ofrece Estrabón en el mapa es igual o muy parecida a la que nos ofrecen los manuscritos celtas referente al asentamiento de los escotos (escolotos o escitas) en la Península Ibérica que serían los que crearían la ciudad de Brigantia y la Torre de Breogán en la zona de la actual A Coruña eteniéndonos a los anales y crónicas primitivas de Irlanda. Un clan de los escotos, originarios de la escitia griega, navegando por el mediterráneo se establece en la zona de Tartessos poco después de morir su último rey, aproximadamente s. V. a. C. (ver Annals of Clonmacnoise). Allí aumentarán considerablemente en población y posteriormente se dirigiran a la zona de Galicia donde fundarán el reino de Brigantia y someterán al resto de las tribus hispanas.
Pero el dato más importante posiblemente es el que no ofrece Heródoto en su Historia al afirmar que los celtas más antiguos conocidos vivían en la zona del suroeste de la Península Ibérica al lado de los Jinetes, los keltikoi. Al vivir Heródoto en el s. V. a. C. y hacer esta afirmación sin mencionar el foco céltico de Hallstatt, s. VII a. C., considerado el más antiguo del mundo, teniéndolo mucho más próximo de su país, Grecia, nos encontramos con una afirmación que puede ser de gran valor histórico.
Se descubren por Caro Baroja y otros investigadores topónimos proto-célticos y precélticos en el Cantábrico de una época comprendida entre el 2000 y el 1000 a. C., lo que indica un asentamiento primitivo anterior a los más antiguos conocido del mundo celta. Los asentamientos de la primitiva cultura celta de Hallsttat en Austria (s. VII a. C.) y el de La Tene en Suiza (s. IV a. C.) serían por todo lo anterior mucho más modernos que los asentamientos celtas en la Península Ibérica.
Estas explicaciones de los clásicos aparecerán posteriormente, más o menos contaminadas con relatos fantasiosos, en las crónicas y anales, escritos en latín y celta, de los escribas de Gran Bretaña (Gildas, Nenius, Geoffrey of Monmouth, etc.) e Irlanda (Libro de Cuana, Libro de las Invasiones, Libro de Leinster, etc.). Con todo ello aparece un nuevo camino a seguir en la búsqueda de los orígenes de los habitantes de la Península Ibérica y en especial de Galicia. A las investigaciones realizadas en este campo, muchas de ellas magníficas, creo que ha llegado el momento, sin negar la validez de estos trabajos anteriores, de añadir un nuevo campo de investigación en este apartado que antes se consideraba pura mitología.
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