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Pasear por Avila siempre es magnifico pero si es Semana Santa, ¡Mejor!

Por Emma-Elisa

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Pasear por Avila siempre es magnifico pero si es Semana Santa, ¡Mejor!

Una de las pocas ciudades amuralladas del mundo desde el siglo XII. Dos kilómetros y medio rodean Ávila, nueve puertas y ochenta y ocho torres con la ventaja que se puede hacer el recorrido a pie y hasta han tenido la gran idea de preparar un paseo especial para personas con discapacidad.

Pasear por Avila siempre es magnifico pero si es Semana Santa, ¡Mejor!
Pasear por Avila siempre es magnifico pero si es Semana Santa, ¡Mejor!

Si Ávila de día es grandiosa, en la nocturnidad con sus luces artísticamente distribuidas, resulta sencillamente impresionante, por lo que un paseo por sus calles es de lo mas romántico y de esos, que quedan grabados en la retina por muchos años y cuando rememoremos, entornaremos los ojos y miraremos a la lejanía para que nada entorpezca nuestro recuerdo.

Palacios, Basílicas, Iglesias, Conventos, Casas Nobles y solariegas enormes como palacios y todos, magníficamente conservados ya que tanto el Ayuntamiento como la Diputación, se han encargado de así hacerlo y en muchos casos, han negociado con las familias de mas abolengo y propietarias de las mismas para poderlas conservar en optimo estado y que los ciudadanos de a pie las puedan disfrutar como museos, auditorios, exposiciones o centros de interpretación (recientemente incorporado el del Misticismo y Espiritualidad con toda lógica, ya que fue la cuna de Santa Teresa, estando San Juan de la Cruz y Santo Tomas). Los abulenses, sin distinción de religión ni condición social, colaboran para su conservación, teniendo en cuenta que fue una ciudad de tolerancia, donde convivieron musulmanes, judíos y cristianos.

La Catedral y otros edificios, están realizados en piedra de las canteras cercanas, teniendo un color muy especial, rojo sangre y el estilo románico, gótico y plateresco se aúnan en diversas edificaciones que merecen la pena visitar.

Solo son trece las ciudades nombradas Patrimonio de la Humanidad por lo que hacer “el turista en Ávila”, ya que es una de las elegidas, es una verdadera gozada, habiendo magníficos guías que le llevaran por diversos recorridos pero si no, están a disposición de los visitantes, sistemas de audio, Braille y signos, según las necesidades de los mismos para que nadie se pierda el ver con detenimiento cada uno de sus rincones. También es ciudad perteneciente a la red de Juderías Sefarad por lo que anualmente son muchos los sefarditas de todo el mundo que visitan “La Jerusalén castellana” tal y como la han descrito algunos escritores.

Entre paseo y paseo, no dejemos de comprar las inconfundibles yemas de Santa Teresa (huevo y azúcar). Disfrutar de la comida típica: sopa castellana, judiones, patatas revolconas, magníficos asados, cochifritos y desde luego su gran especialidad la carne de Ávila y sus chuletones. Restaurantes de todos los niveles y precios acordes a los momentos difíciles: Guillermo (en la misma plaza del Ayuntamiento) -Las Murallas– Puerta del Alcázar – Las Brujas… y en cuanto a hoteles, todos muy cuidados, con muchísimas ofertas para los que quieren pasar una o varias noches desde el Parador Nacional a los más céntricos en calles peatonales como “Las Moradas”.

SEMANA SANTA EN AVILA:

¡Silencio!. Ávila es habitualmente una ciudad silenciosa pero en semana Santa, lo es mucho mas. Su actual Alcalde Miguel Ángel García Nieto la describe como la ciudad “donde se escucha el silencio” y realmente es verdad. Al paso de dieciséis procesiones durante diez días, treinta y nueve grupos escultóricos y catorce cofradías (eran muchas más pero se han ido agrupando con los años), logran que los pasos de cofrades y penitentes, algunos descalzos y arrastrando cadenas, con capirotes y hábitos sobrios y otros realmente elegantes, desfilen por las calles empinadas y empedradas, oyéndose perfectamente el arrastre de pies y el acompañamiento de las bandas.

¡Impresionante!. La participación de miles de ciudadanos para que todo funcione perfectamente coordinado. Procesiones, público y los portadores de los pasos, muchos de ellos pesando más de una tonelada donde hombre y mujeres (costaleros) en su interior coordinan pasos para que nada falle. Su rodillas se arrastran por el suelo cuando pasan por algunas puertas y en otras oportunidades brincan las treinta a treinta y cinco personas al mismo tiempo para izar la imagen que llevan encima con velas y flores y “bailar” el paso, es decir, mecerlo de una lado a otro, al compás perfecto de la banda que con tambores y cornetas acompañan.

¡Sentimiento!. Si es difícil describir lo que es el sentimiento, se puede ver y palpar en la Semana Santa abulense. Han ensayado duramente muchísimas jornadas anteriores a Semana Santa, nada sale por casualidad, todo está medido, cronometrado y ensayado pero lo imprevisible es el tiempo en primavera, si por casualidad la lluvia arrecia en el momento de salir una de las procesiones y se hace imposible “procesionar”, como ellos mismos dicen porque las imágenes se deteriorarían con el agua, dentro del templo, respirara el sentimiento, la decepción de no poder sacar a su santo y ver llorar y unirse en abrazos a los miembros de la hermandad y a los costaleros.

Sin dudarlo: vivir una Semana Santa en Ávila es vivir la sobriedad, el silencio y el sentimiento al máximo, quedando marcado por su recuerdo para toda la vida.

 

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