“Corrida de Toros” Catalogada Fraude por Muerte de Animales Mansos 

El viernes 28 de septiembre pasado, los expertos matadores Enrique Ponce y Diego Silveti habrían realizado un paseo ante innumerables personas que llenaron la Plaza de Toros Santa María de Querétaro, en México, llevando el tradicional capote y la imagen de la virgen Morena. Después llegó la hora de enfrentar a los “temibles” astados.

Un día después, Enrique Muñoz escribió en una página dedicada a la tauromaquia: “Ponce el Orquestado del Fraude”. “Una Noche de Expectación que Quedó para el Olvido en la Santa María de Querétaro”.

Comentó:  “…pero pocos imaginaban el atentado que estaba por cometerse en contra de la afición, una pena que Don Alejandro Martínez Vertíz y Diego Silveti se prestaran al fraude que protagonizó Enrique Ponce anoche en Santa María”.

“El primero de la noche (…) regresado a los corrales, era señal de lo que se avecinaba, fue sustituido por otro toro abecerrado de la ganadería de Marrón”. “Enrique Ponce mostró cierta disposición y ganas de agradar al público, desafortunadamente sus enemigos eran unos becerritos descastados, sosos, sin fondo, que no le permitieron hacer mucho”.  “Fatal con acero, muchos pinchazos, sobre todo en sus dos últimos”. “La gente estuvo fría con el valenciano ya que fue indigno los toros que impuso anoche…” (textual).

Artículo con fotografía de un torero -espada en mano- mirando sonriente al público. Al pie dice: “Silveti  tratando de alegrar un festejo aburrido”. Después endurece la crítica: “Diego Silveti también mostró ganas de agradar al público, desafortunadamente sus dos primeros astados no tuvieron presencia y así no hay emoción…”. Respecto al sexto animal, asegura: “Fue un exceso el castigo que recibió el toro en varas…”.  Luego describe el trabajo del torero español: “Enrique Ponce no conforme con el fracaso, el tedio y el aburrimiento que se vivía en la Plaza, tuvo la desfachatez de regalar otro becerro impresentable de la ganadería de Marrón, manso como su hermano, el primero bis, este manso tampoco se prestó al lucimiento”. “Nada que hacer, tras descabellar en dos ocasiones, dio muerte y con ello se completó el fraude”. Muñoz se extiende en comentarios y pasa a la “ficha del festejo”: “Santa María de Querétaro (…) cinco toros de La Estancia impresentables (…), anovillados, mansos, sin fondo, sólo se salvó el 6° que dio un mejor juego”. “Y dos más de Marrón …” (mencionando a un sustituto devuelto por chico y al séptimo lidiado como regalo),  “…anovillados y mansos hasta la desesperación”. “Todos con ‘sospecha’ de afeitados”.   “Así es la Fiesta Brava, el Toro no tiene Palabra…”.   “Ni algunas figuras, ganaderos y autoridades decían las voces desairada de los asistentes al salir de la Santa María”. “La corrida más cara de la historia en Querétaro fue un asalto en despoblado....” (sic).    

Me quedé pensando en la crítica de este señor acerca de la corrida y “duelo” entre los dos famosos taurinos.

Santiago de Querétaro sería capital del Distrito del mismo nombre, a poco más de 200 kilómetros de la ciudad de México, ubicación de la Plaza de Toros Santa María que habría sido construida el 22 de diciembre de 1963.

Diego Silveti pertenecería a la cuarta generación familiar de toreros, nacido en Irapuato, Guanajuato,  México año 1985 y Enrique Ponce habría nacido en Valencia, España, en 1971, ingresando a los 10 años de edad a la Escuela Taurina del lugar. 

“Afeitado” le dicen en el ambiente taurino al limado o recorte de cuernos, maniobra fraudulenta que estaría prohibida por disposiciones en el arte y se realiza a solicitud de toreros de exhibición en connivencia con organizadores y ganaderos para que los toros sean menos peligrosos y no puedan causar daños punzantes. A los seguidores de estos eventos no les importaría ser engañados o presenciar ilegalidades en la arena, inexplicablemente aceptan trampas violatorias de reglas fijadas.

Recuerdo palabras que le atribuyen a Gregorio Corrochano: “Si el ganadero corta los pitones a los toros, no es ganadero de toros de lidia, es un proveedor sin afición y sin escrúpulos”. “El que torea toros con los cuernos cortados no es un torero”.

Para finalizar diré que el “afeitado” es asunto liviano en comparación con otras crueldades de trastienda (las he investigado de cerca), hechos frecuentes que los ciudadanos ignoran y sirven para anular la resistencia, respiración, estabilidad y visión de los toros bravos (habría excepciones).

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Carlos Estrada  *periodista de investigación y proteccionista independiente.

Buenos Aires, Argentina, 30 de septiembre de 2012.

Nota: las fotografías copiadas por el autor podrían tener defectos, pero no pierden valor como documentos ilustrativos.