A mediados del siglo XX, con la expansión de la práctica del esquí alpino y las vacaciones pagadas, los incipientes turoperadores, sobre todo ingleses , alemanes y escandinavos convirtieron a la región, administrativamente es un estado, en uno de los destinos preferidos de Europa al contar con algunas de las mejores estaciones de los Alpes . Por supuesto lo mismo ha ocurrido en los otros estados alpinos de Austria .
En los últimos años potentados de todo el mundo han comprado allí segundas residencias encareciendo notablemente el mercado inmobiliario. Kitzbühel, Sölden, Ischgl o Sankt Anton y Lech en el estado vecino de Arlberg son destinos conocidos por todos los esquiadores. Motivos no faltan: magnífica nieve en invierno, capacidad hotelera adecuada y de óptima calidad, en general de carácter familiar, gastronomía aceptable, paisajes imponentes y pueblos de tarjeta postal. En esos lugares se concentra el turismo internacional .
Hay sin embargo un Tirol recóndito que merece ser visitado. Perdió el tren del turismo .Sus pueblos carecen encanto alpino, pero tienen otras ventajas como la escasez de turistas .
Uno de ellos es Ried, en el Oberland tirolés, que cuenta con unos 1.300 habitantes. Se encuentra en el valle del rio Eno, cerca de las fronteras con Suiza e Italia y a unos 60 kilómetros al oeste de la capital Innsbruck, en el Oberintal, el valle, por el que transcurre la vía Claudia Augusta, la mayor y la primera de las calzadas romanas que atravesaban los Alpes, uniendo el Adriático con el Danubio, que lleva el nombre del cuarto emperador romano.
La elección de Ried fue por descarte, al no encontrar alojamiento en otro lugar cercano a la estación de esquí de Serfaus Fiss Ladis que era nuestro destino El descarte fue glorioso: El hotel que nos acogió el Tilia Living resultó ser el hotel de nieve perfecto. Es su primer año tras una reforma completa. Todo ha sido diseñado por profesionales que además son esquiadores y se nota. Sus 12 habitaciones son espaciosas. Cuarto de baño de lavabo y ducha, retrete en otro espacio, vestidor independiente, sin armarios , pero con suficientes baldas. Colgadores en la entrada para la ropa de esquí. Camas duras y espaciosa terraza con cenicero incluido.
La zona de spa cuenta con 3 saunas a diferentes temperaturas y una magnífica zona de relax. El guarda esquís es limpio, y de fácil uso con barras calientes donde colocar las botas de esquí o las de senderismo.
A Ried se llega desde Munich o Zurich –cruzando Liechtenstein– en algo más de 2 horas , al no haber vuelos directos con Innsbruck.
El desayuno es de alta calidad con varios tipos de panes y croissants, zumos naturales, fruta, huevos, embutidos de buena calidad y variedad de cafés y tés.
No hay ningún lujo. Es un 4 estrellas simple y funcional.
La cena, al igual que en los restaurantes del pueblo, no está a la misma altura. Fue difícil comer incluso un buen wienerschnitzel .
Se nota que el lugar no es turístico en el bajo nivel de inglés del personal. Todos eran locales. Lo cierto es que tampoco era necesario al ser la clientela, escasa excepto el fin de semana, también local.
El precio de 107 euros por persona y desayuno, 120 por uso individual, es imbatible en relación precio calidad.
A 15 minutos en coche se encuentra la estación de Serfaus, Fiss Ladis, que ha tomado el nombre de los 3 pueblos vecinos. Es una estación mediana -en España sería la más grande- prácticamente desconocida fuera de Austria, pero apreciada localmente. Sus 214 kilómetros de pistas entre los 1.200 y los 2.800 metros de altitud permiten una gran variedad de posibilidades. La mayor parte de las pistas son de dificultad media -en términos locales- pero los 30 kilómetros de dificultad alta con desniveles de hasta 60 grados permiten soltar toda la adrenalina acumulada a los esquiadores más avezados.
En la zona intermedia hay una amplia área infantil por lo que es conveniente evitar las fechas de vacaciones escolares.
1 funicular, 11 telecabinas y 16 telesillas, con una capacidad total de más de 90.000 esquiadores hora, permiten el flujo continuo y la ausencia de colas, lo que es muy de agradecer. El forfait diario cuesta 70 euros.
Al terminar el día de esquí se puede optar entre ir al aparcamiento, espacioso y bien organizado o coger el único metro que conozco en una estación de esquí que termina en el centro de Serfaus. Es gratuito.
Cuando termina la temporada de esquí acuden a la zona los senderistas y los ciclistas que cuentan con buenos caminos debidamente señalizados.
2.- Los Glaciares Del Tirol
En el Tirol hay 5 glaciares esquiables: Kaunertal, Pitztal, Sölden, Stubai y Hintertux. Los dos primeros se encuentran en el “Tirol recóndito “. Los otros tres, más conocidos, se sitúan al este del estado ,en la zona turística , más próximos a Innsbruck. Uno de ellos , el de Hintertux, permite esquiar todo el año.
Desde Reid hay que desplazarse hacia los valles orientales inmediatos. Aunque cercanos, se necesita algo más de una hora para llegar a cualquiera de ellos.
En Kaunertal, a unos 30 kilómetros del glaciar está el peaje para acceder al parque natural en el que hay que pagar 65 euros si se incluye el forfait de un día.
La carretera, que sube hasta los 2.700 metros es de una belleza espectacular, ni una sola edificación en todo el camino, incluso con un lago que, aunque en realidad es un pantano, invita a la foto inmediata.
El acceso al amplio aparcamiento es sencillo y bien organizado por empleados de la estación que te dirigen al sitio asignado. Lo normal es que no se formen colas.
Desde la base a 2.200 metros, se asciende hasta los 3.100metros con el funicular Falginjochbahn, con una capacidad para 100 personas, inaugurado en el año 2019. Desde la cima, en la frontera con Italia hay bastantes opciones de bajada según el nivel de los esquiadores, entre ellas el descenso de la Black Ibex, la pista de mayor inclinación de Austria abierta al año siguiente de empezar a funcionar el funicular, con una inclinación del 87,85%, equivalente a 41,3 grados. La anchura de la pista alivia la tensión que produce semejante pendiente. También ayuda el hecho de no son demasiados los esquiadores que se aventuran a lanzarse por ella. .
Antes de iniciar el descenso es recomendable subir hasta la cumbre, unos 50 metros más para disfrutar del fantástico mirador desde el que se ven algunas de las montañas más conocidas de los países vecinos y las otras dos cercanas que superan los 3000 metros .
La calidad de la nieve y los amplios espacios hacen que el lugar aparezca como un paraíso para los surferos y los amantes de la nieve polvo. Aunque el espacio esquiable parezca reducido, solo algo más de 50 kilómetros de pistas, los casi mil metros de desnivel y la abundante nieve virgen en amplios espacios, convierten al glaciar en un lugar ideal para esquiar un día, sin colas ni principiantes ni escuela de esquí.
Como en tantos glaciares se puede esquiar al menos 9 meses al año.
En el siguiente valle hacia oeste se encuentra el glaciar del valle de Pitz, el más alto esquiable en el Tiro. La carretera de subida a la estación desde el valle no es tan espectacular como la del parque natural de Kaunertal, pero a cambio, sí lo son las vistas tanto desde la cima como desde la base de la estación, en medio de un circo. Te sientes como si te encontraras en el cráter de un volcán.
La organización es perfecta: un amplio aparcamiento garantiza espacio a todos los excursionistas que van ocupando los espacios vacíos en orden dirigidos por un empleado.
Desde el aparcamiento se coje el funicular subterráneo ”Gletscher Express”, renovado hace un par de años, hasta la base de la zona del esquí de pista a 2.800 metros y con capacidad para 200 personas. En esa zona se sitúan los servicios y el restaurante.
Con otros remontes se puede subir hasta los 3.440 metros para seguir disfrutando de vistas infinitas.
Aunque solo hay unos 40 kilómetros de pistas hay bastantes posibilidades de bajar por fuera; pistas con una gran calidad de la nieve. Al inicio las pistas tienen una buena inclinación compensada por la amplitud de estas.
Los esquiadores más aventureros y expertos pueden subir, esquís al hombro, hasta el Wildspitze a 3.774 metros para hacer descensos de más de 1.000 metros de desnivel, 300 más para los que optan por esquiar hasta la zona del aparcamiento, cuando la nieve lo permite, por senderos señalizados.
Al igual que en Kaunertal no hay colas ni escuela de esquí ni se ven niños ni zonas adecuadas para principiantes. También escasean los turistas extranjeros que prefieren, o las agencias de viajes les hacen preferir, las grandes estaciones, más conocidas, como la vecina Sölden.
(*)Crédito Fotos: Pixabay. Com (imágenes de referencia)
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