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Tres generaciones unidas por el amor a un buen vino

Bodegas Mambrilla propone siete magníficos caldos Ribera del Duero

 (Foto: Juan Ignacio Vera)
(Foto: Juan Ignacio Vera)

Por Enrique Sancho - FEPET

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Hay que estar muy enamorado para volcarse tanto en ella sin ser siempre correspondido. Hay que estar muy enamorado para dedicar tanta pasión que no sabe del día y la noche, del frío y el calor. Hay que estar muy enamorado para consagrar su vida, sus ahorros, sus cuidados a ella... y animar a otros a hacer lo mismo. Este no es un amor cualquiera, en él hay mucho de ilusión, de esperanza, de entrega, de sentimientos compartidos...

Fortunato Arranz (Foto: Juan Ignacio Vera)
Fortunato Arranz (Foto: Juan Ignacio Vera)
 (Foto: Juan Ignacio Vera)
(Foto: Juan Ignacio Vera)

Hablamos, claro, del amor por las vides, por la tierra, por el vino. De la pasión que la familia Arranz, en la campiña que rodea la localidad burgalesa de Mambrilla de Castrejón en el corazón de la Ribera del Duero, entre cerros y páramos, siente por ella, por Viña Mambrilla, por sus vinos “Alidis”, por la herencia recibida del abuelo Primitivo, que ha trascendido a sus hijos y nietos. Una herencia de esmero y dedicación, una herencia del pasado que mira hacia el futuro.
Pero aunque la vocación venga de lejos, aunque las vides de Mambrilla y el apellido Arranz se remonten al siglo XVI, la dedicación a la elaboración de vinos es relativamente reciente, apenas 15 años. En efecto, fue en 1.999 cuando el abuelo Primitivo, sus hijos, sobre todo Fortunato y los hijos de éste, Rodrigo y Sergio, tres generaciones en el mismo empeño, deciden que no es suficiente con elaborar una excelente uva, también que con ellas podían elaborar un vino sobresaliente en la Ribera, con cuerpo y estructura y respetando la fruta. Y no se equivocaron, a juzgar por el reconocimiento nacional e internacional que están consiguiendo.
Un trabajo meticuloso
Tres generaciones, que durante un tiempo trabajaron de forma simultánea, cultivan 60 hectáreas de viñedos, distribuidas en pequeñas parcelas plantadas de la variedad tinta del país o tempranillo, al abrigo de las inclemencias del tiempo, bien soleadas y orientadas hacia el sur, para evitar heladas, que son cuidadas con mimo y dedicación desde las más jóvenes a las más vetustas que llegan hasta los cien años de antigüedad. Utilizan muy poca química en el cuidado de las viñas para conseguir vinos totalmente naturales. Cuando llega el momento –“aquí no nos guiamos por las recomendaciones del Consejo Regulador ni por normas fijas –dice Fortunato Arranz–, sino por la experiencia y el ojo; cuando la hoja comienza a cambiar de color es la hora de vendimiar" los racimos seleccionados (antes se han desechado casi la mitad para conseguir una mayor concentración y calidad en los que quedan) se recogen en una vendimia muy cuidada y elaborada dentro de la más pura tradición. Luego se produce la recepción de la uva y la selección de la misma, según grado y años de la vid, bien sea para vinos jóvenes o envejecidos. Se retiran los raspones en la despalilladora, antes de la fermentación, y se obtienen vinos apropiados para un largo periodo de envejecimiento.
Durante la fermentación se remonta el mosto, de la parte inferior a la superior, a la vez que la temperatura permanece constante. Todo ello con el objetivo de que el proceso se realice de forma homogénea y no se pierda ninguno de los aromas que contiene el mosto. Al finalizar la fermentación se lleva a cabo el descube: una vez separadas las materias sólidas, el vino pasa a los depósitos de almacenamiento, donde es sometido a un examen de calidad. La elaboración de estos vinos se realiza bajo las más estrictas normas de control, tanto de temperaturas de fermentación como de conservación.
La bodega cuenta con modernos depósitos de acero inoxidable y aplica los más modernos sistemas de filtración y estabilización por frío que confieren a los vinos un nivel de calidad muy elevado. Quizá lo más difícil de la elaboración de un gran vino es su crianza. Hay que seleccionar cuidadosamente las barricas de roble y que éstas reposen en silencio, sin prisa, con los trasiegos necesarios. Viña Mambrilla utiliza barricas de roble francés, americano y, últimamente, húngaro. Los toneles son fabricados en Nava del Rey (Valladolid). El objetivo es conseguir una producción de unas 350.000 botellas, buena parte de las cuales se exportan a Estados Unidos, Puerto Rico, Alemania y Países Nórdicos.
Vinos muy apreciados
La bodega elabora siete tipos de vino, todos ellos tintos, de joven a gran reserva bajo el nombre de Alidis, con precios de venta que oscilan entre los 8 y los 60 euros por botella. “Podríamos elaborar un claro a partir de nuestra uva tinta, –dice Fortunato– pero tendría demasiada calidad y no sería rentable”. Entre ellos destacan los dos vinos de autor Alidis Expresión y Alidis V.S. No muchas bodegas pueden presumir de tener cuatro de sus vinos con más de 90 puntos Parker como ocurre con algunos Alidis de Viña Mambrilla, de diferentes añadas.
Expertos internacionales, como Michael Schachner de la prestigiosa revista Wine Enthusiast, calificaba así el Alidis 2007 Expresión: “En bouquet muestra aroma a raíces y a tierra, denota aromas de piel, grosella, tabaco, queso seco y refresco de cola. Se muestra sabroso y con agradable textura en boca, con firmeza pero con taninos amables que manifiestan sabor a tabaco, café y moca y a bayas tostadas. Sorprende un sabor achocolatado al final. Puede ser bebido hasta 2018”. Por su parte, el Alidis 2006 Gran Reserva recibía el siguiente comentario: “En bouquet aroma a tierra fresca y a campo, con un toque de coco que acentúa la profundidad de su aroma frutal. Se muestra fino y con un buen balance, con taninos moderados y sabor a madera tostada, a moras y a regaliz. Suave y sutil en el final con elegancia. Listo para beber”.
En sus quince años de vida, desde la primera añada hasta la actualidad, han conquistado numerosos premios, aparte de las puntuaciones Parker, reflejo del trabajo y la dedicación. Por ejemplo, el Alidis Expresión 2009 obtuvo la Gran Medalla de Oro en Iberwine 2012, el Alidis Reserva 2009 recibió la medalla de Plata Bacchus 2013, y entre los más recientes que ha obtenido la bodega están el Alidis Crianza 2011 que recibió una medalla de plata y el Alidis Reserva 2010 que consiguió la medalla de oro, ambos, en el Concurso Mundial de Bruselas 2014. El último de los premios ha sido la medalla de oro para su vino de autor Alidis Expresión añada 2010 en el X Concurso de Cata Arribe 2014 que organiza la Ruta Internacional del Vino Vinduero Vindouro y cuyas catas tuvieron lugar entre los días 4 y 6 de agosto en Trabanca, Salamanca.
La bodega está abierta para visitas, en las que conocer el lugar donde se elabora el producto Alidis y disfrutar del entorno y tradición de la Ribera del Duero. También es la oportunidad de apreciar el buen hacer del vino dentro de una bodega familiar, recorrer las distintas estancias de la bodega, descubrir los entresijos de su elaboración y aprender más con una cata comentada de sus vinos Alidis. Pero el principal placer es conversar con los acogedores miembros de la familia y volver a revivir hechos anecdóticos e históricos sobre una cultura milenaria que en Viña Mambrilla ha pasado de padres a hijos.
Más información:
Bodega Mambrilla
Carretera de Pedrosa de Duero [BU-132]
Mambrilla de Castrejón - 09317 (Burgos)
Tel.: 947 540 234, www.mambrilla.es [email protected]

 (Foto: Juan Ignacio Vera)
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