Ha muerto Eluana Englaro

El padre de la joven, Beppino Englaro, ha confirmado la muerte de Eluana, a las 21 horas y diez minutos, hora local, en la clínica La Quiete en Udine, al norte de Italia.

Eluana Englaro llevaba 17 años en estado vegetativo profundo, con necrosis de la corteza cerebral, desde que en 1992 sufrió un accidente de tráfico. Según el padre de Eluana, ésta había manifestado su decisión de no ser sometida a un tratamiento que prolongara su vida si llegaba a encontrarse en una situación como ésta, puesto que algo parecido le había ocurrido a un amigo de Eluana. Beppino Englaro, basándose en el deseo manifestado por su hija y en la Constitución italiana, que garantiza al ciudadano el rechazo a cualquier tratamiento médico (aunque el rechazo pueda acarrear la muerte) y amparándose también en el artículo que indica que no se puede imponer la alimentación forzada, inició hace 11 años un proceso judicial para poder desconectar a su hija de los aparatos que la mantenían artificialmente con vida, y que culminó con fallo a favor de la demanda de la familia de Eluana por parte del Tribunal de Apelación de Milán, autorizando a la familia a desconectar la alimentación artificial. El fallo fue ratificado por el Tribunal Supremo en noviembre del año pasado.

A la vez, tanto el Vaticano, como sectores del Gobierno italiano, han mostrado su rechazo a estas medidas, que han calificado como inhumanas, llamando a la población a “defender con vigor la absoluta y suprema dignidad de cualquier vida humana”.

La presión de algunos medios de comunicación y grupos de opinión de la sociedad italiana hicieron efecto sobre el equipo médico que se ocupaba del cuidado de Eluana, llegando algunos a recibir amenazas personales. A instancia del Gobierno italiano, el Ministerio de Sanidad vetó a cualquier centro público o privado acoger la muerte de Eluana, incluyendo en este veto a los empleados de estos centros. La clínica La Quiete, en Udine, tiene un estatus legal de 'casa de curas o de reposo' con lo que quedaba fuera del veto ministerial. Por este motivo la familia decidió trasladar a Eluana a la clínica La Quiete, y ser asistida por un equipo de médicos y enfermeras voluntarios, con el objeto de poder realizar la desconexión.

La Iglesia Católica, por voz del ministro de Sanidad de la Santa Sede, Javier Lozano Barragán, calificó la intención de la familia de Eluana como “abominable asesinato” e indicó que “quitar agua y comida a una persona significa matarla deliberadamente”. La Conferencia Episcopal Italiana consideró que esta suspensión de la alimentación era un acto de eutanasia.

En este sentido, Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, ha intentado aprobar un decreto ley con carácter de urgencia que impidiera la muerte de Eluana, que pretende además convertirse en proyecto de ley, decisión aplaudida por el Vaticano. Este procedimiento ha producido consecuencias significativas dentro del parlamento italiano, puesto que el Jefe del Estado italiano, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se ha negado a firmar consintiendo el 'decreto express' porque “según la Constitución, una actuación de urgencia no puede ser emitida en oposición a una sentencia judicial dictada”.

El decreto de urgencia no ha llegado a tiempo, pero la acción de Berlusconi no se ha detenido y ha logrado aprobar, en una reunión de urgencia del consejo de ministros, un proyecto de ley para 'obligar a alimentar e hidratar a las personas que no puedan valerse por sí mismas.'
Estas actuaciones le han valido a Berlusconi fuertes y vivas críticas desde sectores de la oposición que sobre todo enfatizan el hecho de que Berlusconi intente pasar por encima de las decisiones judiciales, 'olvidando' la separación de poderes, como resalta Enzio Mauro, director del periódico La Repubblica, “Berlusconi ha ignorado las reglas básicas de la separación de poderes y ha subvertido la esencia del Estado de Derecho, que se basaba hasta hoy en el hecho de que la última palabra corresponde al Tribunal Supremo”.

Por el momento el debate para la aprobación en el Senado de la ley se ha suspendido hasta mañana.

Aunque la causa de la muerte ha sido, según el neurólogo que la atendía, Carlo Defanti, “debido a una crisis imprevista sobre cuya naturaleza decidirá la autopsia”, el Vaticano ha lanzado declaraciones a través del cardenal Javier Lozano Barragán acerca de la transparencia en las circunstancias de la muerte. Barragán ha declarado: “Hace falta ver de qué manera ha muerto, si la causa ha sido la suspensión de la alimentación y la hidratación o si ha habido otras. Si ha habido intervención humana decisiva para la muerte de Eluana, afirmaré que es un delito”

En el exterior de la clínica La Quiete, grupos de personas se manifiestan a favor y en contra, unos ponen velas por el alma de Eluana, otros apoyan a su familia, mientras algunos piden que se aclaren las circunstancias de su muerte.

Eluana Englaro finalmente ha muerto, 17 años después de su trágico accidente, dejando una Italia sumida en una auténtica tormenta social, política y religiosa, cuyas consecuencias son, a día de hoy, de difícil predicción. El debate sobre la eutanasia vuelve a estar sobre la mesa, en Italia, y en todos los países que han seguido con expectación y emoción el desenlace de esta dramática historia.