Después de la histórica votación en la Cámara Baja a favor de su impeachment, Dilma Rousseff aseguró este lunes que seguirá “luchando” para frenar el proceso de destitución en su contra. “Esto es sólo el principio de la lucha, una lucha que será larga y democrática”, dijo la mandataria brasileña tras una conferencia en el Palacio de Planalto, en sus primeras declaraciones tras la derrota del domingo.
Previo a esta actividad, donde admitió tener “una inmensa sensación de injusticia”, Rousseff se reunió con diputados de la base oficialista, a quienes dijo que aún es posible impedir el juicio político en su contra que verá el Senado, tras considerar que el clima para una votación en ese cuerpo legislativo es “más favorable” que en la Cámara Baja. “La Presidenta está muy optimista”, comentó al diario O Globo el líder del gobierno en la Cámara Baja, José Guimarães (PT), uno de los 20 diputados que participó en la cita con Rousseff.
Según el diario Folha de Sao Paulo, en la cita con los legisladores, Rousseff les informó que durante la jornada -en que el proceso de impeachment llegó al Senado- se reuniría con el presidente de la Cámara Alta, Renan Calheiros, del opositor PMDB. De acuerdo con el periódico, la mandataria intentaría convencer al peemedebista de dilatar lo máximo posible la primera fase del proceso en el Senado, en un esfuerzo para evitar que los senadores “sean contaminados” por el clima favorable al impeachment de la Cámara Baja, que dio luz verde el proceso de juicio político por 367 votos contra 137.
Calheiros desea realizar la votación entre los días 10 y 11 de mayo, informó ayer O Globo. Pero el grupo del Vicepresidente Michel Temer ya comenzó a definir su estrategia para agilizar los plazos en el Senado. En ese sentido, el nuevo presidente nacional del PMDB, el senador Romero Jucá, dijo que el ritmo del proceso en la Cámara Alta será definido “por las circunstancias”. Su idea es que se negocie una fecha intermedia, alrededor del 4 o 5 de mayo.
Pero en un gesto al gobierno de que no aceptará presiones de la oposición, Calheiros dijo que instalará la comisión especial del impeachment recién la próxima semana y no en los próximos días como pedían los sectores del Senado a favor de la destitución de Rousseff. Según O Estado de Sao Paulo, Calheiros consideraría poner fin al proceso de impeachment el 21 de septiembre. Calheiros resaltó que es preciso tener “cautela” y que el trámite del proceso debe apegarse al reglamento para evitar la judicialización por parte del gobierno.
Y esa es precisamente otra de las alternativas que baraja Planalto. José Eduardo Cardozo, jefe de la Abogacía General de la Unión, señaló que el gobierno estudia nuevas presentaciones ante el Supremo Tribunal Federal (STF) para invalidar el proceso, esta vez, basadas en la “falta de justa causa” para el impeachment. En respuesta a eventuales apelaciones del gobierno, el ministro del STF, Gilmar Mendes, dijo que muchos de los eventuales puntos a ser debatidos ya fueron analizados.
Si bien la columnista del portal Brasil 247, Tereza Cruvinel, cree que Dilma resistirá hasta el final para demostrar la supuesta falta de base jurídica del proceso, estima que la salida pasa por la vía electoral. “Lo que está en curso es una lucha de poder, no un juicio propiamente dicho. Por eso, antes de otra batalla sin gloria, Dilma puede ser convencida de aceptar una salida por la vía del pueblo, es decir, la renuncia a dos años de mandato, con reforma política y elecciones presidenciales en octubre, junto a las municipales pautadas para esa fecha”, escribió. “La alternativa a una elección -sostiene Cruvinel- sería enfrentar el proceso de juicio político en el Senado, sin garantía de victoria, consumiendo energías con recursos legales ante el STF y defensas jurídicas que caerán en oídos sordos”.