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El juicio por brujería que le dio voz a los niños

Anne Redferne y su madre Chattox fueron dos de las acusadas de ser brujas de Pendle.
Anne Redferne y su madre Chattox fueron dos de las acusadas de ser brujas de Pendle.

Fuente: Frances Cronin - BBC

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Niños tan pequeños como de tres años de edad pueden dar testimonio en un tribunal británico. No obstante, en el pasado, los menores de 14 años eran vistos como testigos poco confiables. Un caso de brujería del siglo XVII cambió esto.

En esa época, Lancashire era notoria por estar llena de gente problemática y subversiva.
En esa época, Lancashire era notoria por estar llena de gente problemática y subversiva.

A sus nueve años, Jennet Device era mendiga. Su vida habría quedado en el olvido de no haber sido por su papel en uno de los juicios más perturbadores que se tenga registro en el Reino Unido.

El testimonio de Jennet en el juicio de brujería de Pendle, Lancashire, en 1612 llevó a la ejecución de diez personas, incluida toda su familia.

En esa época la paranoia era endémica en Inglaterra. Jacobo I estaba en el trono y vivía con el temor de una rebelión católica tras la "Conspiración de la pólvora", de Guy Fawkes.

El rey tenía la reputación de ser un ávido cazador de brujas y escribió un libro llamado Demonology (Demonología).

"Los británicos tenían la orden de luchar contra las brujas", explica el profesor Ronald Hutton de la Universidad de Bristol.

 

Por un alfiler

En los juicios a las brujas de Salem se aceptaron evidencias de niños después de que Jennet sentara precedente.

Jennet vivía en Pendle con su madre Elizabeth, su abuela Demdike, su hermana mayor Alizon y su hermano James. Los residentes de esa localidad llamaban a Demdike "la mujer astuta".

En marzo de 1612, Alizon maldijo a un vendedor ambulante que se rehusó a darle alfileres. El hombre colapsó y su hijo le reportó el hecho al ambicioso magistrado Roger Nowell. Nowell interrogó a Alizon, quien confesó haber embrujado al vendedor. También acusó a sus vecinos, con cuya familia tenían un feudo, de haber embrujado y matado a cuatro personas. Pero los vecinos devolvieron la pelota señalando a la abuela Demdike de cometer actos de brujería.

Brujas y católicos

En este punto "Nowell estaba extremadamente entusiasmado", cuenta el profesor Malcolm Gaskill de la universidad de East Anglia. "Para él, el camino al éxito en su carrera era identificando a los no anglicanos, que podían ser católicos o brujas, y llevarlos ante la justicia".

El magistrado arrestó a Alizon, a Demdike, así como a las vecinas Anne Whittle (también conocida como Chattox) y a su hija Anne Redferne.

Fue entonces cuando la madre de Jennet decidió celebrar una fiesta en viernes santo, el día en que todos los "buenos ciudadanos" debían acudir a misa.

Un policía local escuchó rumores de que se trataba de una reunión de brujas y arrestó a todos los presentes.

La familia también implicó a otras personas y todas fueron acusadas de planear el asesinato de un hombre con brujería.

Alice Nutter, de una respetable familia terrateniente, su hijastra, sobrino y amigo estaban entre los detenidos.

"En esa época eran una poderosa familia católica. Creo que Nowell pensó que se ganaría el favor del rey si también atrapaba a católicos", explica Colin Nutter, un descendiente de Alice que todavía vive en Pendle. "Ella (Alice) fue usada como un títere en toda esta trama".

De Pendle a Salem

El testimonio de Jennet

"Mi madre es una bruja y sé que es cierto. He visto a su espíritu en la forma de un perro marrón, al que llama Ball. El perro preguntó que quería que hiciera y ella respondió que quería que la ayudara a matar.

A las 12 del mediodía, unas 20 personas vinieron a nuestra casa. Mi madre me dijo que todos eran brujos".

Jennet nombró a las seis personas que conocía, además de a su madre y hermano James.

James también denunció a su madre pero Jennet se fue contra su propio hermano y dijo que llevaba tres años practicando brujería. Aseguró que había visto a su espíritu matar a tres personas.

En su libro Demonology, Jacobo I escribió: "niños, mujeres y mentirosos pueden ser testigos en un caso de traición contra Dios". Esto influenció el sistema judicial y fue lo que llevó al magistrado Nowell a usar a la niña Jennet como testigo clave.

El empleado de la corte Thomas Potts escribió un libro con todas las anotaciones que hizo del juicio, que se convirtió en un éxito en ventas y ayudó a que la historia se extendiera.

En The Wonderful Discoverie of Witches in the Countie of Lancaster (El maravilloso descubrimiento de brujas del condado de Lancaster), Potts cuenta cómo la madre de Jennet empezó a gritar cuando su hija entró en la corte. Jennet pidió que retiraran a su madre, se subió a una mesa y calmadamente la denunció de bruja.

Su convincente testimonio fue creído por el jurado y -tras dos días de juicio- toda su familia, y la mayoría de los vecinos, fueron declarados culpables de causar daño y muerte con brujería.

Un día más tarde fueron colgados.

Pero la influencia de Jennet rebasó las fronteras de Lancashire. Los escritos de Thomas Pott y los testimonios de Jennet fueron incluidos en el libro de referencia de magistrados, The Country Justice (La justicia del país).

El libro fue usado por todos los magistrados, incluyendo por aquellos que operaban en colonias de América, lo que les permitió buscar el testimonio de niños para juicios de brujería.

En el notorio caso de las brujas de Salem de 1692, casi toda la evidencia fue aportada por niños. 19 personas fueron ejecutadas.

Inocente pero condenada

Previo al episodio de Pendle se habían usado evidencia proveída por niños en casos de brujería, pero entonces la ley establecía que aquellos menores de 14 años no eran testigos creíbles debido a que no podían declarar bajo juramento. El testimonio de Jennet lo cambió todo.

Hoy en día cualquier menor puede ser llamado a atestiguar debido a que todo depende de la capacidad de entendimiento y no de la edad.

En 1633, Jannet fue víctima del precedente que ella sentó.

Veinte años después del juicio, ella también fue acusada de brujería junto con otras 16 personas por el niño de diez años Edmund Robinson.

Todos fueron hallados culpables por el jurado, pero el juez no quedó satisfecho y los remitió al Consejo Privado. En esa época, Inglaterra era más escéptica y exigía pruebas físicas.

Eventualmente, Robinson admitió haber inventado mentiras inspiradas por las historias que había oído del caso de Pendle.

El último registro de Jennet Device data de 1636.

A pesar de haber sido absuelta, no le fue permitido dejar el castillo de de Lancaster hasta que pagara las cuentas por los servicios que utilizó durante el tiempo que duró el juicio. Para alguien como Jennet, eso debió haber sido imposible.

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