Las sardinas suelen comerse enlatadas, forma en la que conservan la mayoría de los nutrientes, pero las frescas resultan más sanas. Son uno de los pescados más ricos en grasas Omega-3, DHA y EPA. Estos ácidos grasos ayudan a prevenir o controlar diversas dolencias, como la artritis, las enfermedades cardio y el alzheimer. Otra propiedad importante es que consumidas en una cantidad adecuada ayuda a superar la depresión y potencia las capacidades cognitivas. Las sardinas son uno de los pocos alimentos ricos en vitamina D, que ayuda a formar y proteger los huesos a lo largo de toda la vida. También contienen otras vitaminas y minerales, y una ración aporta casi un tercio de las necesidades diarias de un adulto de hierro y vitamina E, y toda la cantidad diaria de vitamina B12 y selenio necesario.
Es una fuente excelente de ácidos grasos Omega-3. Es un alimento ideal para mejorar la capacidad cognitiva y la salud del cerebro a largo plazo. Ayuda a reducir el colesterol “malo” y la hipertensión.Su consumo puede reducir hasta en un 50% el riesgo de sufrir de apoplejía.
¿Sabía qué?
Las sardinas aportan más proteínas que un filete de res, más potasio que los bananos y más hierro, que las espinacas cocidas.
Valor nutritivo de 135 g de sardinas (3 unidades aprox.)
Kcal 280
Grasas totales 16g
Proteínas 33g
EPA 1.147g
DHA 1.550g
Niacina 7mg
Vitamina B12 15mcg
Vitamina 27,7 mg
Vitamina E 2,7mg
Selenio 71mcg
Magnesio 53mg
Hierro 3,9mg
Zinc 1,8m