Qué es el síndrome del intestino irritable
El síndrome del intestino irritable es un trastorno que se caracteriza por molestias y dolor en el abdomen, unos síntomas que a menudo se alivian tras evacuar. A diferencia de otros problemas digestivos, no provoca daños permanentes en el intestino, pero genera síntomas que afectan al día a día del paciente.
Los expertos consideran que este trastorno puede estar provocado por una falta de interacción entre el intestino y el cerebro, lo que provoca que el sistema digestivo reaccione de forma exagerada ante estímulos que, en condiciones normales, no deberían generar molestias.
Las infecciones previas, los cambios en la dieta, el estrés diario o la composición de la microbiota intestinal pueden influir en la aparición o en el agravamiento de síntomas.
Causas de este trastorno
El origen del síndrome del intestino irritable puede deberse a varias causas, y aunque hay individuos que pueden tener cierta predisposición a padecer este trastorno, lo cierto es que cualquiera puede llegar a sufrirlo. Los expertos de noVadiet apuntan que entre las posibles causas que pueden causar la aparición o el agravamiento de los síntomas se encuentran las siguientes:
- El estrés y la ansiedad pueden alterar la forma en que el intestino se comporta.
- Los cambios en la microbiota intestinal o variaciones en el equilibrio de las bacterias que viven en el intestino.
- Personas con antecedentes familiares, lo que sugiere una predisposición genética.
- Episodios previos de infecciones gastrointestinales, como una gastroenteritis, pueden desencadenar este trastorno.
- Los cambios hormonales, especialmente en las mujeres, lo que provoca que sea más frecuente en el género femenino.
- Un estilo de vida poco equilibrado, con una alimentación inadecuada y falta de ejercicio, que acabará produciendo una disbiosis intestinal.
Síntomas del síndrome del intestino irritable
El abanico de síntomas del síndrome del intestino irritable es bastante amplio, lo que en ocasiones complica su diagnóstico. Cada persona puede experimentar diferentes malestares que, además, varían de un individuo a otro. Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet señala los más comunes:
Dolor o molestia abdominal
Suele mejorar después de evacuar, lo que es un rasgo característico de este trastorno, aunque otras veces se puede mantener, sobre todo después de las comidas.
Cambios en el ritmo intestinal
Es habitual que se presenten episodios de diarrea, de estreñimiento o una alternancia entre ambos.
Sensación de hinchazón
La distensión en el abdomen es más habitual después de comer, lo que puede provocar malestar general y no siempre se asocia la cantidad que se ha comido con la intensidad de la hinchazón.
Presencia de moco en las heces
Algunos afectados hacen referencia a este síntoma, pero no es habitual en todos los pacientes.
Sensación de evacuación incompleta
A pesar de haber ido al baño, la persona experimenta la sensación de que el intestino no se vació por completo, es lo que se denomina tenesmo rectal.
Variaciones en la consistencia y frecuencia de las deposiciones
Este síntoma suele interferir en las actividades cotidianas y afectar la vida social del paciente.
Estos síntomas, que pueden aparecer de forma esporádica o convertirse en una constante en el día a día del paciente, no solo afectan a su salud física, sino también a su estado emocional.
Tratamiento del síndrome del intestino irritable
Aunque actualmente no existe una cura definitiva para el síndrome del intestino irritable, es posible gestionar y reducir significativamente los síntomas mediante una serie de recomendaciones adaptadas a las necesidades de cada paciente. Algunas de las estrategias más comunes son las siguientes:
Modificar la dieta
El médico puede recomendar disminuir o eliminar ciertos alimentos que desencadenan síntomas, como aquellos muy grasos o ricos en azúcares fermentables. Además, hay que seguir dietas ricas en alimentos vegetales y alimentos fermentados, que son dietas que promueven una microbiota intestinal saludable y en equilibrio.
Utilizar medicamentos
Algunos medicamentos, ya sean antiespasmódicos, laxantes o antidiarreicos, dependiendo de si predomina el estreñimiento o la diarrea, ayudan a reducir los síntomas.
Recurrir a ciertos complementos alimenticios
Los complementos alimenticios ayudan a favorecer el equilibrio en la función digestiva. Ingredientes como Boswellia serrata, Aloe vera, Azafrán, probióticos, ciertas enzimas, aminoácidos como la L-Glutamina... pueden disminuir las molestias, mejorar las digestiones y el ritmo intestinal.
Practicar técnicas de relajación
Ejercicios como la meditación, el yoga o la respiración consciente ayudan a manejar el estrés y calmar la mente, al tiempo que mejoran el sistema digestivo, por su relación a través del eje intestino-cerebro.
Adoptar una rutina de actividad física regular
Realizar ejercicio a diario no solo favorece la digestión, sino que también contribuye al bienestar general, a revertir la disbiosis y a la reducción de la tensión acumulada en el día a día.
Seguimiento médico permanente
Las visitas periódicas a los especialistas permiten ajustar el tratamiento eficazmente en función de la evolución de los síntomas. Por ello, es aconsejable llevar un diario personal en el que se registren los alimentos consumidos y los síntomas experimentados, lo que puede ayudar a los médicos y al propio paciente a identificar patrones específicos.
Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet, comenta: “Hay que aprender a escuchar al propio cuerpo y las señales que nos manda. Teniendo en cuenta que cada persona es única y experimenta unos síntomas diferentes, el paciente que sufre del síndrome del intestino irritable debe seguir un tratamiento personalizado bajo supervisión médica que incluya cambios en la alimentación, ejercicio, patrón de descanso nocturno y llevar, en general, una vida más sana, sin subestimar que además de encontrarnos bien físicamente debemos lograr un equilibrio emocional para ganar una mayor calidad de vida, pues mente y cuerpo mantienen una relación directa y bidireccional”.
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