Exposición participada a través de El Circulo de Bellas Artes, la Fundación Juan March, el Centro Cultural La Malagueta de la Diputación de Málaga y el IVAM Centre Julio González
Presentes e intervinientes en la rueda de Prensa Valerio Rocco, director del Circulo de Bellas Artes; Manuel Fontán del Junco, director de Museos y exposiciones de la Fundación Juan March; María Zozaya Álvarez, Jefe del proyecto expositivo de la Fundación Juan March y Cristina García Rodero, fotógrafo.
La exposición que consta de la serie completa de 152 fotografías realizadas antes de 1989 hoy puede contemplarse en una edición todas en blanco y negro en diversos formatos. En versiones que han sido ampliadas y muy seguidas en los laboratorios por la propia autora para que no se perdiera la esencia casi artesanal de sus primitivas tomas.
Fueron en su momento la culminación en la publicación de “España oculta” uno de los libros de fotografía contemporánea más importante de nuestro país y que vuelve a reeditarse.
Larga y extensa trayectoria la de Cristina García Rodero (Puertollano 1949) Licenciada en Bellas Artes. Siendo estudiante en la Facultad de Bellas Artes concurre a la participación en la concesión de una beca de creación artística por la Fundación Juan March en 1973 consistente en 185.000 pesetas. Una concesión que cambiaría su vida. Y como ha expresado “era una jovencísima casi niña mujer que solo iba de clase a casa y al revés”, quien toma esta decisión tan importante de vida y que su propia familia era consciente de ese riesgo en tiempos con escasa comunicación telefónica y caminos difíciles de recorrer como ha indicado “los baches y saltos del coche en caminos y carreteras eran tremendos” acompañada de todo su equipo de trabajo.
Adquiere su primera cámara, una Asahi Pentaz de 35 mm. Su ideario recorrer los pueblos de España para documentar y preservar la memoria de sus fiestas, ceremonias, tradiciones y forma de vida de las gentes. Las palabras que figuraron en su memoria de presentación en la solicitud fueron “Me propongo realizar un trabajo antológico de las costumbres de España, tanto en su abertura y progreso, como en su ocultamiento y tradición. Para ello utilizaré el medio más actual y representativo de mi época: la expresión fotográfica”.
Coincide este periodo con el fallecimiento del general Franco y el del inicio de transición que afectaban notablemente a las formas de vivencia en tradiciones culturales. Cristina nos ofrece estas “tradiciones ocultas” dándolas a conocer. Con imágenes muchas veces de esa España negra con la toma de momentos difíciles en cementerios al mismo tiempo en contrastes con momentos festivos. Ha sabido producir y ordenar esa mezcla de religión, cultos, escenas taurinas y funerarias. Y siempre captando a los personajes dotándolos de una corporeidad visual que los acerca y emociona.
Estas secuencias visuales han producido una perdurabilidad en el tiempo, concediéndoles una historicidad a la vez que fue todo un reto para su quehacer personal. No en vano y como ha expresado una mujer sola “echada” a los caminos con un pequeño vehículo y pasando todos los avatares y peripecias para poder hacer con integridad, dedicación y sin desfallecer ese recorrido. No exento de contactos humanos tan forjadores de conocimiento.
Este comienzo sería y continúa siendo el proyecto más importante de su vida con el libro de fotografías (1989) que figuró como catalogo de la exposición celebrada en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid. Un libro que obtuvo el Premio al Mejor Libro del Año en el Festival de Fotografía de Arles y que ha asido fuente de inspiración para fotógrafos, artistas y amantes de la fotografía y constituye en la actualidad la forma de conocer nuestra historia.
Esta realización por su calidad estética en la fotografía y su valor documental y etnológico, es mucho más que un “registro visual” y la fotógrafa lo refrenda “He intentado fotografiar el alma misteriosa, verdadera y mágica de la España popular en toda su pasión, amor, humor, ternura, rabia, dolor, en toda su verdad. Y los momentos más plenos e intensos de la vida de estos personajes, tan sencillos como irresistibles, con toda su fuerza interior”.
Cinco décadas después, en este 2024, muestra su agradecimiento en cómo aquella beca le “cambió la vida”. Se reedita el libro y la exposición que ella misma ha comisariado y como explica a los medios ha considerado que nadie mejor que ella para saber distribuir y hacer conocer este inmenso trabajo que viajará durante dos años a distintas sedes desde el final de su proyección en el Circulo de Bellas Artes se podrá ver en el Centro Cultural La Malagueta de la Diputación de Málaga, el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y el Museu Fundación Juan March de Palma.
Entre sus merecidos reconocimientos figura: Premio Nacional de Fotografía 1996, Medalla de Oro al Merito en las Bellas Artes en 2005, Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en 2014.Primera mujer nombrada doctora “honoris causa” por la Universidad de Castilla-La Mancha en 2018. Académica de Número en la Sección de Nuevas Artes de la Imagen de la Real Academia de Bellas artes de San Fernando. Primera en formar parte de la prestigiosa Agencia Magnum. Premio Ortega y Gasset a su trayectoria profesional en 2024. Son de recordar los retratos que hizo en 2012 a los entonces Príncipes de Asturias y a sus hijas las infantas Leonor y Sofía en sesión fotográfica en Zarzuela con motivo del 40 cumpleaños de doña Letizia.
Ha dedicado parte de su tiempo a la docencia: 1974 clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. 1983 clases de fotografía en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid hasta 2007.
Se ha declarado como “no fotoperiodista por no haber estudiado periodismo. Mi mentalidad coincide con Bellas Artes por mis estudios, dar a conocer la realidad en cosas que no tienen ni tiempo ni fin y hablan de la vida. Sus momentos especiales en festividades, bodas, ritos de vida y en momentos de disfrute o dolor”
La exposición es ya todo un éxito en el que se ha de constatar, como no menos importante, la personalidad y humanidad de la autora a lo que seguramente ha contribuido su experiencia en el trato cercano con los largos caminos recorridos en lo que no solo ha intervenido su “ojo” de cámara sino su implicación con el trato directo. Esto es lo que proyecta sin lugar a dudas esta exposición tan amplia para recorrer y rememorar a un pueblo y su pasado aún no tan lejano.