Por otro lado, parece que la sociedad, está asustada, temerosa por lo que pueda suceder, por la hibridación de diversas crisis: crisis económica o al menos mucho desempleo, y, otros problemas de vivienda, etc., crisis políticas de diverso orden, pero algunas tocan la esencia del Estado, crisis morales y crisis espirituales… y, algunas más, que hacen que la sociedad se nota está temerosa y tiene temor y tiene miedo, y, está con las expectativas temiendo lo peor, esperando lo mejor.
Y, esto, da la sensación que se nota, a veces, cuando existe un fin de semana largo, salen millones de personas a las carreteras, es como si desearán olvidar las situaciones cotidianas. Pones en funcionamiento los sistemas audiovisuales de comunicación, y, enseguida hay un tema o dos o tres cada semana, algunos continúan meses, de reyertas, de controversias, de polémicas, de diatribas, y, a veces, de malas palabras…
¿Hemos perdido, metámonos todos, aunque de momento el pueblo, creo que está callado y a la expectativa, no tanto en los ámbitos privados, hemos perdido el sentido común y racional y en la sociopolítica actual en la Piel de Toro…? ¿Estamos asustados en el corazón, por si se forma otra vez, otro lío y termina como el rosario de la aurora, o, partes de la población en pocos años, notarían que el Estado del Bienestar se vería afectado, porque una parte del Estado no podría mantener esa realidad, que creíamos se había consolidado, por los cambios que parece ser se avecinan…?
¿Se ha caído en un torbellino, de esos que los historiadores hablan, que cuándo se producen cambios, cambios esenciales en una sociedad, país, Estado, lo hemos visto muchas veces en la historia, los acontecimientos pasan de una situación más o menos estable, a una situación inestable en muchos frentes y temas, y, al final, un cambio total y radical en la organización de la sociedad y del Estado…?
Puede que el ciudadano normal y típico, como es éste escribiente de este artículo, está temeroso porque siente, aunque no conozca del todo, que algo en el fondo del Estado se está removiendo, y, eso sin contar las problemáticas exteriores al Estado español, a las situaciones en el Mediterráneo, siempre problemáticas, y, también en la situación de Europa, ahora enormemente complejas. Y, eso sin contar con la crisis económica que se encabalgan década tras década, por ejemplo la vivienda, afectando a millones de personas, en mayor o en menor grado, y, además de las crisis morales y espirituales que sufrimos, que de este tema nadie habla, pero que creo está en la raíz de todo…
No voy a utilizar la palabra polarización, que es un seudónimo o eufemismo, por no decir, radicalización. Sectores de la sociedad, de la política, dicen que altos sectores de la economía y economía-política y política, de algunos territorios se han radicalizado, y, por tanto, han llevado a otras partes de la sociedad, a hacer lo mismo.
Es cierto, que deseamos y esperamos que esa presunta o real radicalización sea de un nivel suave, que no se amplifique. Esperamos que la gran empresa española, las docenas de grandes empresas, tiren de las cuerdas y de los bozales de todos los entes, y, esto no se descabalgue. Espero y deseo y esa es mi esperanza, que la gran empresa española, ponga orden o sentido común o racionalidad en todos los acontecimientos que están sucediendo, que ellos con sus dineros y sus poderes múltiples, digan a unos y a otros, que de ahí, no deben pasar. Esa es la esperanza, aunque no lo crean, de muchas personas, que todos los días van andando a trabajar o en metro. Incluso de personas, que pueden estar en posiciones ideológicas en contra de las altas elites de la economía nacional o mundial. Y, esta es una realidad no la olviden… ¡Y, esto es un síntoma de la preocupación que anida en millones de corazones, aunque no lo digan…!
¿Qué hacer para poner calma y sosiego a la sociopolítica española…?
Se me ocurren tres cosas entre otras: primera, utilicen bien los adjetivos y sustantivos, no insulte nadie. Y, nadie es nadie. Olviden las voces y los malos gestos, solo razones y datos. Segundo, suavicen las demandas de sus corazones, no exijan a la otra parte, algo que no pueden soportar, no exijan cambios radicales y graves. Tercero, intenten dominar las heridas y traumas que han heredado de décadas anteriores, de abuelos y bisabuelas. Paz y bien. La paz es la esencia de la riqueza de todas las riquezas, y, la no-paz el padre-madre de todos los males…
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