Uriel
Lloro tu ausencia
como lloran los poetas sin luna llena
en una incontrolable desesperación.
Faltó un adiós previo,
un abrazo eterno
que trascendiera universos
dibujando sueños
y tatuando recuerdos
-nuestros recuerdos-
de risas y amor.
Pero te tengo,
siempre te tengo,
aprendí a burlar distancias,
tergiversar tu muerte
y saborear tu resurrección.
Sigue conmigo, por favor;
visítame en sueños
y cuéntame historias
cada anochecer.
Te entrego mi energía,
completamente convencida,
de volverte a ver.