El grupo de danzas local volvió, el pasado día 15, a escoltar a la imagen de la Virgen del Campo durante la procesión, en su recorrido desde la iglesia parroquial hasta el barrio de La Pesa, y de regreso, en el solar que ocupó la desaparecida capilla de la patrona de Cabezón de la Sal, bailó los picayos.
Después, una vez la imagen en el templo parroquial, se volvió a cantar la Salve de las Doncellas.
Estas tradiciones se pueden conservar gracias al esfuerzo y colaboración de los componentes del grupo de danzas, una buena parte veteranos, ya que la juventud se incorpora escasamente a estas actividades culturales y eso que en la villa funciona desde hace muchos años una escuela de folclore.
La escenificación del canto de la Salve de las Doncellas es esta: Las chicas del grupo de danzas, portando velas, al término de la procesión y con los fieles dentro de la iglesia, empiezan a entonar coplas en el pórtico. Una vez abierta la puerta principal, acceden con sus cantos, hasta postrarse de rodillas ante la imagen de la patrona entonando la “Salve de las Doncellas”. Los jóvenes danzantes escoltan a las chicas.
Según el anterior párroco, Ricardo Aguirre, la “Salve de las Doncellas” era originariamente en 1804 una oración común de todas las doncellas que entraban en el sorteo de las dotes de 2.000 reales de la fundación Juan Domingo González de la Reguera, que, antes se hacía el 16 de agosto.
Juan Domingo González de la Reguera, que fue Arzobispo de Lima, estaba muy vinculado a la villa de la sal y creó dos fundaciones con las que se construyó el edificio que ahora ocupa la biblioteca municipal y el salón parroquial para sede de una escuela de niños. Además, donó al maestro con un sueldo de 3.200 reales anuales.
Fundó, también, nueve dotes de 2.000 reales cada una para muchachas del pueblo que no tuvieran medios económicos para casarse. Se conservan los documentos originales de la creación de la escuela y los libros de contabilidad con las listas de las jóvenes que entraban en el sorteo de las dotes y los nombres de las agraciadas.
El sorteo se hacía el 15 de agosto y fue el origen de la actual “Salve de las Doncellas”.
El grupo de danzas que lleva el nombre de la patrona de la villa de la sal, como es tradición, bailó el día 12 en la procesión nocturna, el Día de la Virgen del Campo, que este año coincidió con el Día de Cantabria, después actuó en la muestra internacional de folclore, conjuntamente con el grupo “Folk Ensemble”, de Belgrado (Serbia), el día 15, además del 16, festividad de San Roque.