Me sitúo junto a su sillín mientras atiende a otra persona y me invita a permanecer ahí. “Paradito no más” le digo. “Sólo me detuve a saludarlo -extendiéndole mi mano- y que bueno verlo nuevamente. Hace 4 años que ya no transito por este sector del centro, pero igual recuerdo nuestras charlas”.
Era en aquellos tiempos en que el centro de Santiago comenzaba a dejar de ser lo que fue, y nosotros lo percibíamos con preocupación.
Hablamos unos minutos y nos despedimos cordialmente.
Es bueno encontrarse con conocidos, y saber que están bien… a pesar de todo.