27ABR22.- Lo dijo un paciente.
“Es increíble, como se puede llegar a ser tan feliz, con tan poco.
Llevaba 2 días con presencia de sangre en la orina. Cada ida al baño, potenciaba mis temores. Prefería no abrir los ojos y mirar solo al final. Un martirio en aumento. A veces coloración más intensa, a veces menos. Miles de ideas negativas pasaban por mi cabeza en espera del resultado de algunos exámenes.
En la madrugada del tercer día, todo igual. Pero la próxima vez… una coloración casi normal. Es indescriptible la felicidad que se empieza a sentir. Un verdadero regalo del cielo. Casi nunca en la vida había sentido tanta felicidad como al ver esas 2 o 3 primeras gotas de esperanza. Y luego cada vez fui sintiendo una alegría creciente en la medida que la coloración se fue normalizando con el correr de las horas.
Para muchos puede haber sido un hecho trivial. Pero para mí, fue motivo de una felicidad inmensa”