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El papiro y la escritura Jeroglífica en el Egipto Faraónico
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El papiro y la escritura Jeroglífica en el Egipto Faraónico

  • Por Ángel Villazón Trabanco *

lunes 20 de septiembre de 2021, 00:52h

19SEP21.- En el Egipto faraónico existieron tres tipos de escritura siendo la jeroglífica la más conocida por todos, la más antigua, y la que se empleó durante un período más largo de la historia, unos tres mil seiscientos años. Su aprendizaje se realizaba básicamente en escritura hierática, que consistía en una cursiva de los jeroglíficos y poco a poco se introducía la jeroglífica.

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Para aprender no utilizaban papiros, que eran muy caros, sino que usaban fragmentos de cerámica o de piedra caliza que hoy llamamos “ostraca”, o tablillas de madera donde comenzaban sus prácticas.

La “tinta” que usaban estaba hecha de minerales molidos y diluidos en agua que colocaban en una paleta de escriba o de pintor. Estas paletas eran rectangulares y tenían un compartimento para poder encajar los cálamos con los que se escribía y en uno de los extremos varios huecos para colocar las tintas. La tinta tenía sólo dos colores, el rojo para los títulos o las palabras que querían destacar y el negro para el resto del texto. Sin embargo, las paletas de los artistas tenían muchos más colores para ilustrar las figuras y otros elementos como seres humanos, plantas, animales, objetos, etc. Sobre todo usaban el rojo, el azul, el amarillo, el verde, el blanco y el negro. El conjunto se complementaba con un tintero y un cálamo, que era una caña machacada o cortada en su extremo (dependiendo de su uso) para crear las cerdas del pincel o la punta del instrumento de escritura. También usaban una piedra como nosotros la goma de borrar

Los antiguos egipcios usaban la escritura jeroglífica para sus textos religiosos y para comunicar información que tuviera que ver con estatuas o pinturas que debían representarles eternamente. En ellas vemos sus nombres, títulos y trayectoria de la persona. Denominaban a esta escritura “palabra divina” porque pensaban que el dios Thot, el dios de la Sabiduría, les había enseñado a escribir.

La palabra “jeroglífico” deriva de la expresión “grabados divinos” que dieron los antiguos griegos para describir los símbolos que veían en las inscripciones cuando visitaron Egipto.

Este tipo de escritura empezó a utilizarse hacia el 3250 a.C. y se siguió empleando en los primeros siglos de nuestra era, aunque por entonces solamente los sacerdotes de los templos, ya que la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir, solo algunos niños iban a las escuelas para ser escriba.

Entre los signos jeroglíficos, algunos representaban un objeto o acción, otros, uno o varios sonidos. Existían aproximadamente 800 signos, que partían del dibujo figurativo de elementos de la vida cotidiana, fauna, flora, herramientas, profesiones, etc. y con el paso de los años estos signos fueron ampliándose.

No escribían algunas vocales, pero obviamente, las pronunciaban y tenían una gramática complicada.

Escribían de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, o de arriba abajo, según les conviniera y según quedara más estéticamente armónico. El modo de saber por dónde empezar a leer era sencillo: comenzaban desde el punto al que miran los signos y cuando su escritura estaba en horizontal se leía de arriba a abajo. Lo más fácil es fijarse en los pajaritos; si miran hacia la derecha, hay que leer de derecha a izquierda.

A menudo, cuando los jeroglíficos se encuentran acompañando escenas, éstas describen nombres, textos religiosos, y batallas, pero también en algunos, nos cuentan los diálogos que tienen las personas que están representados o las acciones que están realizando

Además de los jeroglíficos se usaron otros tipos de escritura que son en realidad una evolución de éstos. Por un lado está la escritura hierática, un tipo de escritura más esquemática, más rápida, que los escribas podían hacer sin detenerse en dibujar detalles. La usaban en sus documentos administrativos y convivió con la escritura jeroglífica hasta el periodo romano.

Después empezaron a usar el demótico, que era una mayor estilización de la escritura jeroglífica, un modo de escribir más rápido. Ésta era una evolución de la lengua que los egipcios hablaban durante los siglos VII y VI a.C y que más tarde se impuso como escritura. Se escribía en líneas de derecha a izquierda y era más abreviada que la hierática.

La última inscripción jeroglífica que conocemos se encuentra al sur del país, en el templo de Isis en Filé. Sabemos la fecha en la que fue escrita porque figura en uno de los textos demóticos que hay a su lado. Se hizo el 24 de agosto del año 394 d., en la era de Diocleciano, El escriba Esmetajom, a quien se atribuye el texto, ya desconocía la forma de leer y escribir y se limitó a copiar unos jeroglíficos de bastante mala calidad. Aquí se iniciaba el fin de esta civilización porque, ante el éxito del cristianismo, el emperador Teodosio I prohibió la adoración de los dioses egipcios poniendo fin a su culto y pasaron a ser considerados paganos.

Los antiguos egipcios a veces representaban animales sin cabeza o con cuchillos clavados en el cuerpo. Lo hacían así porque pensaban que todo lo que se representaba se podía hacer realidad mediante la magia y en algunos textos consideraban que ciertos animales al tomar vida, podían hacer daño al difunto atacándole o mordiéndole, o inoculándole veneno.

Dos son las divinidades más relacionadas con el arte de la escritura, el calendario y las bibliotecas, el dios Thot y la diosa Seshat.

Thot tiene cabeza de Ibis y se lo considera el responsable de calcular los años, que apunta cuidadosamente con los útiles de escritura para que se hicieran realidad. Fue también patrono de los escribas y se le consideró el inventor de la escritura y la lengua y de todo lo relacionado con las artes, las ciencias, las letras y la intelectualidad.

La diosa Seshat, tiene el aspecto de una mujer vestida con una piel de leopardo y también ayudaba a registrar los años. Era la “Señora de la escritura” y muchas veces acompañaba a Thot.

Las unidades se escribían con un palito o bastón, las decenas con una cuerda en forma de espiral, las centenas con un pequeño arco o asa y los millares con un signo jeroglífico que representa un tallo de loto.

Para números más grandes usaban un renacuajo, para el diez mil usaban un dedo, para un millón un dios llamado Heh con los brazos levantados. Mirad los cuadros que os ponemos abajo, porque combinando estos signos un egipcio podía escribir la cantidad que necesitara.

La escritura fue una gran importancia en el desarrollo de actividades de la vida cotidiana y fue de naturaleza sagrada. El desarrollo de esta fue seguido por una rica producción literaria que comprende desde el relato de temas cotidianos hasta el desarrollo y explicación los mitos y rituales sagrados.

Entre los libros de carácter religioso y moral, resaltan el ‘Libro de los Muertos’ y ‘Textos de las Pirámides’. También hubo producciones más ligeras y críticas, como el libro “La sátira de las profesiones”, escrito con el objeto de denunciar las molestias en cada tipo de trabajo.

Para el mantenimiento de un vasto imperio como Egipto, la escritura pasó a ser la tarea exclusiva de una privilegiada porción de la población que eran los escribas los que dominaban la lectura y la escritura de jeroglíficos. Su formación tuvo lugar dentro de una escuela palaciega donde los mejor preparados ocupaban los cargos esenciales de importancia en el Estado. Entre otras funciones, un escribano podría dar cuenta de los impuestos, comentando a los funcionarios del reino de inspeccionar las actuaciones públicas y evaluar el valor de las propiedades. A cambio de los servicios prestados, un escriba recibía distintos tipos de compensación material.

Es importante recordar que el dinero no se había inventado en aquella época y, por tanto, el trabajo de un escriba se pagó finalmente a través de una variedad de alimentos tales como frutas, pan, trigo, carne, grasa, sal o la prestación de otro servicio a cambio.

Entre otras conclusiones se destacó la ‘Piedra Rosetta’, una piedra de basalto negro, que se encontró en las inscripciones jeroglíficas en griego, demótico y jeroglífico. En 1821 a partir de este descubrimiento, se pudo leer una variedad de otros documentos que explican las características importantes de esta civilización

Ángel Villazon Trabanco es escritor y te brinda la posibilidad de leer algunos de sus libros:

  • Goces y sufrimientos en medievo

  • Los tacos de huitlacoche

  • Los enanos

  • El sueño de un marino cántabro y el sueño de un orfebre andalusí

También puedes leer artículos y relatos suyos en la página web:

www.angelvillazon.com

* Ángel Villazón Trabanco - Ingeniero Industrial - Doctor en Dirección y Administración de Empresas

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