Adelina Covián (Oviedo) pinta también en su casa, donde acumula los cuadros que con frecuencia dona para causas benéficas, sobre todo en estos tiempos de necesidad. Se asombra con el cambio de vida a que nos ha sometido el covid-19, pero no se amilana y confía en que llegaran tiempos mejores para todos. No se puede vivir sin esperanza.
Un paseo por el barrio no se lo quita nadie, aunque vaya pertrechada de mascarilla y distancias. Después a pintar en compañía de sus muñecas que se arraciman en una colección. Lo mismo pinta paisajes que rostros humanos, entre los que no suele faltar el Pierrot y Colombina, personajes de la comedia italiana, que Adelina Covián toma como modelos.
Todo pasa, dice la pintora, aunque vaya para largo. No hay mal que cien años dure, aunque pueda durar noventa y nueve, a la vista de lo que vemos. Entre tanto, pintura para ser, estar y pensar. Pintura para la vida, que siempre tiene más recursos que la adversidad.