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Opinión: “Es Mi Sentir...”

“El infierno si existe: es la pandemia, es el infierno”

Por Geral Aci

domingo 13 de septiembre de 2020, 22:06h

13SEP20 - MADRID.- Cuando niño me hablaron del infierno, y también del cielo. Fueron muchas horas, y también muchas las páginas que entraron en mi cabeza relacionadas con el tema. Pero en mi obligado aprendizaje, descubrí algo curioso, eran mayoría las palabras y hojas de libros que hablaban del infierno y detallaban razones para terminar siendo ciudadano de ese lugar; casi todo era pecado y yo trataba de buscar comportamientos que no lo fueran, guardaba silencio ante lo que me parecía injusto.

Sin embargo para terminar en el cielo, eran pocas las opciones; no decir palabrotas, no mentir, no burlarme de otros compañeros, obedecer a mi madre y poco más. Cuando crecimos ya nos olvidamos de esa curiosa enseñanza y otras preocupaciones pasaron a ocupar un lugar destacado en el cerebro. Una de esas novedades cerebrales fue el amor, terminar los estudios, pensar en el futuro, vestir a la moda, inclinarnos por una idea política y soñar con juntar dinero y viajar por el mundo. Eran la mayoría de los pensamientos juveniles.

Nunca en ningún libro, ni religioso ni ateo, leí qué era ser corrupto, evadir impuestos, o pagar salario de hambre a la señora que ayudaba en un hogar, si era pecado o no lo era. Nunca supe si ese comportamiento llevaba al cielo o al infierno.

Ya, como dicen algunos, siendo mayor, los pensamientos cambian, ahora es la jubilación, las medicinas para diferentes dolores, las críticas al gobierno, cualquiera que sea, y rodearnos de hombres y mujeres de nuestra edad.

En mi caso, recorrí las páginas de la historia de la humanidad, desde tiempos remotos hasta cuando escribí estas letras. Imaginé el planeta verde, muy verde, árboles sin hojas en otoño, con pequeñas hojas en primavera, con perfumados frutos en verano y rodeados de silencio en invierno. Algunos animales pequeños corriendo entre la maleza, para escapar de algún depredador. Otros más grandes pastando tranquilamente y otros aun más grandes, buscando a los pequeños y grandes para quitar el hambre. También dice la historia había ríos, muchos ríos, eran transparentes por lo que los numerosos habitantes de bajo las aguas se veían nadando con alegría, viajando al compás de las aguas y también vigilantes con aquellos que enseñaban una enorme dentadura. Y habían gigantescas extensiones de agua salada, este mar albergaba decenas y decenas de peces, moluscos, tortugas y otros que habitaban en esas saladas aguas azules. Tenían nombre; ballenas, tiburones, focas, morsas, pingüinos, merluzas, y centenares de nombres, que correspondían a diferentes tamaños, colores y características. Todo el planeta estaba cubierto por una especie de lona protectora, algunos días de color blanco, otros azules y también con manchas negras que llamaban nubes.

En su conjunto lo denominaban cielo, y en este cielo decenas y decenas de pájaros de muy variados colores y tamaños, dibujaban en el aire, haciendo piruetas, algunos cantando, otros aterrizando bruscamente a ras de tierra y levantando el vuelo con una rata o un conejo en sus garras, y volaban raudas al nido para alimentar a sus crías. Otros luchaban por un espacio en el aire, se mataban y en ocasiones el cuerpo del fallecido servía de alimento para el ganador, podríamos decir, asesinatos cometidos en el cielo. En este entorno de la llamada tierra firme y también en el mar, habían delitos, y depredadores que abusaban de los más pequeños. Se podría decir, que en cierta forma la tierra tenía pasajes infernales.

Hasta que un día llegó un animal violento, vengativo, ambicioso, cruel, déspota, maltratador, y corrupto, a ese le llamaron hombre. Y desde ese día, en un planeta donde no habían envidias, ambiciones o rencores, nació la maldad. En un planeta donde no habían epidemias, enfermedades contagiosas y dolorosas, con el hombre llegó el dolor. Comenzó este recién llegado a creer que la forma de conquistar una pareja era llenándola de cosas bonitas, y se fijó que la piel de algunos animales era bonita. Así cada día asesinaba leones, elefantes, cocodrilos, osos, nutrias y zorros, no hacía lo que hacían los propios animales, matar para comer, no el hombre mataba por diversión, por conquistar a otra persona. Los animales se aseaban, dejaban sus excrementos en zonas donde había muchas hojas secas, y estos excrementos se convertían en abono para los árboles, el hombre hasta pasados algunos siglos nunca se aseó, excrementó donde le daban ganas, creando las moscas, y estas moscas trasmitieron enfermedades. Después el hombre creó la basura, todo aquello que no quería comer, que ya no le sirviera como vestimenta, que ya no usara, lo tiró en cualquier lugar, llenó los océanos con plásticos, horadó la tierra buscando minerales para cambiarlos por dinero, creó los gases tóxicos, inventó bombas, fusiles, pistolas y ametralladoras que solo sirven para matar a otros hombres y mujeres, creó los hombres uniformados que al igual que las armas solo sirven para matar, los legalizó como salvadores de la patria, ocultando que la patria es la tierra y que la tierra le corresponde a todos los habitantes del planeta.

El hombre creó grupo que se apropiaron de los bienes ajenos, y que son conocidos como usureros bancarios, que en algunos casos contaron con la complicidad de los que encabezaban la justicia. El hombre creó grupos que no trabajaban ni trabajan, pero que han estudiado para mentir, prometer, engañar, aparentar honestidad y lealtad, a esos se les conoce como políticos. El hombre creó sectas con seres expulsados de sus propias familias, los hijos varones que eran algo retardados mentalmente e hijas que estaban embarazadas muy jóvenes, en vez de felicitarlas, las encerraban, después de abortar en lugares tristes, silenciosos, como prisioneras perpetuas, esos lugares se conocen como conventos. Los hijos varones fueron vestidos con sotanas negras, pensamientos negros, actitudes oscuras y palabras huecas, a esos se les conoce como sacerdotes. El hombre inventó las religiones, con libros imposible de creer, inventó la palabra milagro, que significa, no creas lo que te dicen.- Como ejemplo, los campesinos que son verdaderos esclavos en todo el mundo, los carpinteros, los albañiles, los fontaneros, los pescadores, tanto hombres como mujeres, y toda la clase trabajadora en general, cuando escuchan decir que el esclavista les aumentará el salario, siempre dicen; eso sería un milagro.-

Cuando el hombre logró causar muchas enfermedades, algunas de corta duración pero mortales, apareció otro grupo de hombres, más criminales, más salvajes y dañinos, esos se llaman laboratorios farmacéuticos, o lo que es conocido como imperio de las farmacéuticas, estos criminales no se preocupan de por qué otras personas sienten un dolor o malestar, solamente recomiendan una medicina para calmar el dolor, y son tantos los sufrimientos en diferentes lugares del organismo que están obligados a injerir más y más medicamentos. La consecuencia es que el organismo se deteriora, especialmente el estómago, entonces crearon medicinas para proteger el estómago del daño que causan otras medicinas. Pero nadie le dice al paciente la razón de su malestar. Que no es otra que consumir alimentos envueltos en plástico, caramelos pintados con productos químicos, conservas de duran años sin aparentemente dañarse, pero que están cubiertas también de productos químicos, nadie dice que calentar los alimentos con rayos ultra violetas o algo parecido daña los alimentos, a eso le llaman micro ondas. Nadie se pregunta por qué una botella de aceite tiene un alto precio, otras un precio mediano y la mayoría un precio muy bajo, qué consumen los ciudadanos explotados, que compran las llamadas ofertas.

La historia nos cuenta que las grandes epidemias o pestes siempre comenzaron en los barrios humildes, en las alcantarillas, que es donde viven las ratas, las mismas que se alimentan de la basura que producen los hombres, y esas ratas trasmiten primeramente sus microbios en las hogares humildes, donde no hay agua potable, donde nadie se preocupa de recoger la basura, donde no hay alcantarillado, donde viven los esclavos de la aristocracia. Todos los males del planeta los crea el hombre, el mismo que creó las diferentes clases sociales, algunos tienen pan en grandes cantidades otros mueren por falta de pan.

Ahora vivimos con un virus llamado coronavirus, el nombre me parece una crítica a la realeza, pero eso no es tan importante. Las recomendaciones son mascarilla, distancia entre las personas, no salir a la calle, no estornudar, no toser, no hacer el amor, no besarse, no estrechar otra mano, no bostezar e incluso no hablar, cómo decirle a una pareja que está en la cama, sean jóvenes o mayores, sean mujeres con mujeres, hombres con hombres, o quien ame a otra persona, repito, cómo decirle que no se pueden besar, que deben hacer el amor con mascarilla, que no se puede besar el cuerpo entero si, cómo decírselo.

Yo me preguntaba en otro escrito, porqué las autoridades no nos ayudan a ayudar. Dicen que tenemos que esperar una vacuna, me recuerda la fecha para la última cuota de la hipoteca, sabemos que siempre las propiedades compradas a cuarenta o cincuenta años, mucho antes vuelven a las garras del banco, no así la deuda que se la queda el estafado. Las vacunas todas, se crean usando productos naturales, porque nada se importa de otro planeta, por qué no recomiendan consumir limón, jengibre, naranjas, aspirar vapor de eucaliptus, si dicen que el virus ataca a las personas de bajo contenido de vitamina C estos productos naturales la contienen.

Será una amenaza de la industria farmacéutica, que cuando ofrezca la vacuna a precios de robo, no la venderá a quien no siga sus recomendaciones. Sabemos de la compra de armas por la casi totalidad de países del mundo, existen organismos internacionales, aunque se sabe que son corruptos, como las Naciones Unidas, la Unión Europea, la OEA, y otros que solo sirven para entregar sueldos altos, organizar banquetes, permitir vicios y salir en los periódicos, por qué esos organismos no tienen un solo día de honestidad y prohíben a los países faltos de hospitales, de maternidades, de colegios, de centros culturales, de profesores, de médicos, si, porqué no les prohíben comprar armas.

La respuesta es clara, porque ellos son los fabricantes de armas y quienes las comprar reciben dinero y a cambio juran guardar silencio. Los ciudadanos deben unirse, recomendarse remedios caseros, intentar salvar la vida del ser querido, con lo que nos sanaban nuestros antepasados. Hoy todo es una vergüenza, no hay camas en los hospitales públicos, pero sí en las clínicas privadas, no hay personal sanitario, pero sí diputados, senadores, concejales, embajadores, cónsules, militares, curas y ministros que no aportan nada a la sociedad y menos al necesitado, solo producen gastos, se mueven entre abundancia, con coches privados y dietas vergonzosas. Tal vez todos podríamos ser un trocito de cielo, pero desgraciadamente todos, somos el infierno, no culpemos al coronavirus.

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