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“Los 33 de Atacama”

Viaje desde el centro de la tierra

Florencio Ávalos, el primer minero en salir de la mina, abraza al presidente chileno Sebastián Piñera.
Florencio Ávalos, el primer minero en salir de la mina, abraza al presidente chileno Sebastián Piñera.

Los 33 recibieron la medalla del Bicentenario por la Independencia del país en la Palacio de La Moneda de manos del presidente Piñera.

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

“Viaje desde el centro de la tierra”, este bien podría ser el título de una película sobre la increíble odisea vivida por un puñado de hombres atrapados a 700 metros de la superficie terrestre, y condenados -como en un principio se creía-, a una muerte segura.

Sin embargo gracias al decidido empeño por vivir de ese grupo y a una amplia disposición de los más modernos medios tecnológicos, se consiguió regresarlos a una vida que con seguridad, nunca volverá a ser igual para ninguno de los que durante 70 días, pusieron a prueba su resistencia tanto física como moral para conseguir volver a la superficie después de una lucha por la supervivencia en condiciones tan extremas, que la convierten en inédita en la historia de la Humanidad.

Con seguridad ni el propio Julio Verne habría podido imaginar en su famosa obra -de cuyo título hemos parafraseado el nombre para esta crónica-, todo el devenir de hechos desde que se produjo el accidente, hasta el rescate de los atrapados 70 días después.

"Estuve con Dios y con el diablo y me agarré a la mejor mano". Con estas palabras definió Mario Sepúlveda los 70 días que pasó en el centro de la tierra junto a sus compañeros a 700 metros de profundidad.

Cuando incluso las autoridades de gobierno los daban por muertos y comenzaban la estrategia comunicacional para anunciar al país el trágico fin de los atrapados, lograron hacer llegar a la superficie una nota: "Estamos bien en el refugio los 33". Desde ese mismo momento, se puso en marcha una maquinaria que aún continúa en funcionamiento y que ha sido pilotada por diversos personajes de la vida pública chilena desde el presidente, hasta el último periodista que consiguió acercarse hasta el lugar de los hechos. Paralelamente, el mundo entero contenía la respiración y comenzaban los desplazamientos periodísticos y televisivos hasta aquel ignoto pueblo perdido en el desierto de Atacama que, por algunos días, constituyó casi el punto de convergencia de la información internacional. El mundo entero siguió paso a paso las faenas de rescate por televisión como si de un reality show se tratara y se rindió al coraje de los mineros y a la capacidad técnica de quienes tuvieron la enorme responsabilidad de sacarlos de su encierro.

Dejando de lado toda la gigantesca intendencia y logística montada alrededor del rescate no hay duda que lo mas importante de aquella operación fueron de manera colectiva e individual, los 33 mineros cuyas vidas se vieron abruptamente cambiadas para siempre por aquel desafortunado accidente aunque hay quien –entre ellos-, que ha afirmado que la experiencia vivida, le ha servido –una vez salvado el pellejo-, para enfrentar una mejor etapa en su vida aún cuando en opinión de los sicólogos que les atienden, aún es pronto para saber como les afectará en definitiva y para los siguientes años, aquella traumática experiencia.

“Los mineros” como ya se les conoce popularmente en todo el mundo, al día de hoy, siguen recibiendo reconocimientos, homenajes y continúan siendo “carne de prensa”, ¿Por cuánto tiempo?, nadie lo sabe porque son muchas las posibilidades que aún permanecen intactas: edición de libros, redacción de memorias, rodajes de documentales y películas, así como  también la creación en el ámbito laboral, de especialidades de capacitación de técnicas de supervivencia, a cargo de algunos de estos supervivientes

Ninguno de ellos ha vuelto a trabajar ya que "siguen en proceso de adaptación", según indican los especialistas que siguen de cerca, el lento y difícil proceso de readaptación a los vaivenes de una vida que, por mucho que lo intenten, ya no puede ser igual a la anterior. La experiencia vivida pero sobre todo, la repercusión mediática y la presión que sobre ellos se ejerce desde todos los frentes, incluidas las propias familias de los rescatados, hacen muy difícil el encaje de los mineros en el entorno al cual estaban acostumbrados. “Una experiencia tan traumática como la vivida por estos hombres, es suficiente motivo para cambiar de modo radical la perspectiva  de sus vidas”, opinan los expertos.

Hay que tener en cuenta que los hombres que emergieron de la tierra salvando sus vidas, no son los mismos que quedaron atrapados y no son tampoco, los mismos de los primeros 17 días, que fue el tiempo que medió entre el accidente y la primera oportunidad de contacto con el exterior a través de aquel pedazo de papel que comunicaba que aún vivían. Aquellos primeros 17 días fueron, según las palabras de Yoni Barrios, "complicados". Comían un par de cucharadas de atún cada dos días y racionaban la poca agua que había en el refugio. Lo que pasó allí abajo, posiblemente no se sabrá nunca en su verdadera realidad y dimensión ya que según se ha dicho, los mineros hicieron un "pacto de silencio" para no revelar lo ocurrido. En situaciones tan dramáticas y, sobre todo, cuando se intuye un desenlace trágico, -señalan los expertos-, suelen aflorar  los flecos más desconocidos e imprevisibles de la personalidad de cada uno de los involucrados y las actitudes y reacciones asumidas en esos momentos, pueden resultar luego, una vez superada, -como en este caso-, la situación tremendamente complicadas y lesivas a la personalidad y desarrollo psicológico futuro, de los afectados.

En un principio se dijo que el “pacto de silencio” anunciado por los mineros respecto de los sucedido en esos primeros y difíciles días de obligada convivencia, era parte de una estrategia comercial destinada a no bajar el interés de los posibles “compradores” de exclusivas para películas, libros o documentales. Hoy mismo, y aun cuando ninguno de los rescatados se “ha ido de la lengua”, los especialistas tienden a creer que las razones para ese pacto de silencio apuntan más a la preservación de la imagen “anterior” al accidente, de  cada uno de los mineros..

La “nueva” vida de los mineros

Bodas, nuevos hijos, esposas por doquier, futuros profesionales televisivos o la vuelta a los estadios de fútbol. Eso es lo que se encontraron algunos de los 33 de Atacama al llegar a la superficie. Atrás habían dejado  70 días de infierno y algunos al volver, se encontraron un panorama familiar muy diferente al que habían dejado.

Nada más salir de la mina San José, ya algunos dejaron claro que no volverían a pisar un yacimiento. Víctor Segovia aún en las profundidades de la tierra empezó a escribir un diario, que pretende publicar para que nadie olvide lo sucedido. Numerosos cineastas y guionistas televisivos se han puesto en contacto con él.

Otro que flirtea con la televisión es Mario Sepúlveda. Dejó que la cadena norteamericana ABC le grabara corriendo desnudo en la playa junto a su familia. Esto le valió las críticas de sus compañeros porque no respetó el "pacto de silencio". Sin embargo, no es el único que se ha paseado por los platós. Algunos de sus compañeros han hecho una gira por televisiones de medio mundo. También en España.

El futbolista Franklin Lobos, internacional chileno en la década de los 80, puede olvidarse de volver a una mina, donde trabajaba como conductor. Ha recibido ofertas de varios equipos de fútbol y de la propia FIFA. Edison Peña, conocido como el Forrest Gump de la mina, pidió que le hicieran llegar unas zapatillas y pantalones para correr. Cada día en el refugio corría 10 kilómetros. Después cumplió su sueño: correr en la maratón de Nueva York. Al salir se enteró de que su novia estaba embarazada.

"Están decidiendo qué hacer con sus vidas; unos quieren volver a la minería y otros dedicarse a otras actividades" dicen sus más cercanos y mientras tanto desde muchos puntos del territorio nacional y aún desde el extranjero les siguen reclamando situación que les ha obligado hace unos pocos días, a constituir una sociedad empresarial que se ocupe de gestionar y manejar los intereses del grupo entre los cuales se encuentran derechos  de autor, pagos por asistencias a sets de televisión, programas radiales, espectáculos de masas y dos o tres proyectos cinematográficos y de series de televisión, además de la participación de algunos de ellos, en programas empresariales de superación personal, seminarios sobre seguridad laboral lo cual, suena casi pintoresco considerando que precisamente, la ninguna seguridad laboral y la precariedad en el desempeño de su trabajo como mineros, fue lo que les llevó a estar tan cerca  de una muerte segura.

De hecho, esta situación de precariedad e inseguridad laboral no solo en el caso de los mineros, es la gran asignatura pendiente del actual gobierno chileno que –para ser justos-, hay que decir que es una de las tantas incómodas situaciones heredadas de gobiernos anteriores que nunca metieron mano de manera decidida, en un problema que es tan viejo como las explotaciones mineras.

Tras la tragedia de Atacama, otros accidentes se sucedieron dentro y fuera de Chile. No había pasado ni un mes del rescate cuando otros dos hombres fallecieron y un tercero resultó herido en la mina chilena de Los Reyes por un estallido prematuro de dinamita. En Colombia, un accidente dejó nueve víctimas mortales en dos yacimientos en el centro del país. Siete fallecieron por un derrumbe por acumulación de gas y dos murieron asfixiados.

Sebastián Piñera prometió a los chilenos una reforma legislativa para garantizar la seguridad de los trabajadores. En su gira europea, hace unas semanas, garantizó que firmaría la Convención de la Organización Internacional del Trabajo sobre seguridad y salud de los trabajadores de las minas de 1995. A principios de diciembre el vicepresidente del Senado, José Antonio Gómez, le remitió una carta el jefe del Ejecutivo solicitándole que envíe al Congreso un proyecto para ratificar dicho acuerdo internacional. Algo que también hicieron varios congresistas.

Aunque pocos días después del desastre de Atacama, se cerraron 18 yacimientos en la región de Copiapó, los grandes cambios legislativos aún no han llegado. Los sindicatos criticaron el cierre de minas inseguras y pequeñas sin el aporte de financiación para mejorar sus faenas. Expertos en relaciones laborales señalan que "no hay una política de Estado, con estructura coherente y eficiente".

En 2009 murieron en Chile 443 personas en accidentes laborales en un sector estratégico para la economía que aquel país. Las exportaciones de cobre, material extraído en los últimos años en San José, suponen el 50% de las ventas totales, con una cifra de más de 27.000 millones de dólares.

Mientras tanto y ajenos a todos estos vaivenes políticos y laborales, “Los 33 de Atacama” siguen  con su proceso de lenta “readaptación y de vuelta a la vida normal” aunque, lo que es casi seguro, tienen pocas posibilidades de volver a lo  que comúnmente se conoce, como “vida normal”, no después del Viaje desde el centro de la tierra.

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"Los 33 de atacama"

De (i) a (d) y de arriba abajo: Florencio Ávalos, Mario Sepúlveda, Juan Illanes, Carlos Miami, Jimmy Sánchez, Osmán Araya, José Ojeda, Claudio Yáñez, Mario Gómez, Alex Vega, Jorge Galleguillos, Edison Peña, Carlos Barrios, Víctor Zamora, Víctor Segovia, Daniel Herrera. Omar Reygadas, Esteban Rojas, Esteban Rojas, Darío Segovia, Yonni Barrios, Samuel Ávalos, Carlos Bugueño, José Henríquez, Renán Ávalos, Claudio Acuña, Franklin Lobos, Richard Villarroel

 

Viaje desde el centro de la tierra
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