"Brasil es soberano para decidir si acepta o no migrantes. Quien por ventura venga para aquí deberá estar sujeto a nuestras leyes, reglas y costumbres, como también deberá cantar nuestro himno y respetar nuestra cultura", tuiteó Bolsonaro, citó AFP.
"No cualquiera entra en nuestra casa, ni cualquiera entrará a Brasil a través de un pacto adoptado por terceros. NO AL PACTO MIGRATORIO", añadió. Y ponderó: "Jamás negaremos ayuda a quienes la precisan, pero la inmigración no puede ser indiscriminada. Son necesarios criterios".
Después de que lo reportara la prensa local, una fuente diplomática confirmó que Brasil abandonó el pacto de la ONU, aunque el Ministerio de Relaciones Exteriores aún no se pronunció oficialmente.
Desde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Brasil, una fuente afirmó que no habían sido notificados formalmente.
El pacto, el primero a nivel mundial para gestionar la migración, plantea 23 objetivos para desalentar la migración ilegal, en momentos en que el flujo de migrantes ha aumentado a casi 260 millones en el mundo, el 3,4% de la población global.
El documento, acordado entre 165 países a comienzos de diciembre en Marruecos, fue ratificado con 152 votos a favor, 5 en contra (Estados Unidos, Hungría, República Checa, Polonia e Israel) y 12 abstenciones, entre ellas la de Chile. Brasil votó a favor, aún bajo el gobierno conservador de Michel Temer, aunque el equipo del presidente electo a fines de octubre ya se había manifestado en contra.
Bolsonaro asumió el cargo el 1 de enero. Su canciller, Ernesto Araújo, había criticado el documento el 10 de diciembre, afirmando que se trata de un "instrumento inadecuado".
"La inmigración no debe ser tratada como una cuestión global, sino de acuerdo con la realidad y soberanía de cada país", tuiteó. Brasil enfrenta una crisis migratoria en el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, que ha registrado un gran aumento del flujo de venezolanos huyendo de la crisis en su país.
Pese al gran impacto que ha tenido el ingreso de venezolanos en aquel estado brasileño, los inmigrantes constituyen menos del 1% de la población total del Brasil, estimada actualmente en 209 millones de habitantes, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
"Al anunciar la salida del pacto, el gobierno de Bolsonaro adopta una gramática anticuada y equivocada de considerar al inmigrante como una amenaza a la soberanía nacional", evalúa Camila Asano, coordinadora del área de Política Exterior de la ONG Conectas.
Así, Brasil está "minando una de sus principales credenciales internacionales": una política migratoria "vista como referencia", añadió.
Asano considera crucial que el nuevo gobierno continúe ofreciendo acogida a los migrantes venezolanos, sin "medidas extremas como la creación de posibles campos de refugiados", como Bolsonaro sugirió a fines del año pasado.