¿De qué sirve ver que un desquiciado, que está agrediendo “en vivo” a su víctima, propinándole golpes, cuchillazos o balazos, sea grabado durante el tiempo que dura su brutalidad, si no se presta ayuda al más débil? ¿Cuál es la función de tanta cámara ciudadana si solamente un muy bajo porcentaje de lo registrado termina con asistencia o enjuiciamiento? Cabe la posibilidad, que tras estas mismas cámaras existan operadores misóginos, de aquellos que en sus neuronas aún existe la justificación o convicción del “por algo será” y monitoreen tales imágenes cual si fueran camarógrafos de espectáculos. Porque costó muchas décadas que, la policía del orden y seguridad chilena, aceptara dejar una constancia de maltrato por parte de un marido. Con anterioridad enviaban a la víctima a pedir perdón, a reconciliarse… en el fondo, a volver a exponerse ante el victimario.
Cuando cantan el número de veces que se ha matado en la semana, inevitablemente una se siente como un número, rehuyendo el azar, que podría favorecernos con nuestro cartón de la vida.
La escuela universal de la delincuencia (o la televisión) detalla, con más exactitud que una noticia de Estado, la forma en que el homicida logró realizar su delito, anexando de postre, un informe completito sobre el modus operandi de la policía para atrapar al delincuente. Quizás para que los siguientes criminales tomen nota y no fallen en sus siguientes proyectos.
Recuerdo que cuando era niña (¡Sí, tengo muy buena memoria!) existía una revista para jóvenes, que contenía crónicas de terror, llamada Dr. Mortis. Esa simple revista de dibujos inspiró seriamente, a una antigua generación, para cometer crímenes insospechados, al margen de la caricatura. Hoy, el papel inspirador le pertenece a la sofisticada televisión y sus noticieros de miedo.
A veces quiero quejarme de la idiosincrasia de mi país, pero luego veo que la conducta es reflejo de los que “se trae” o “se lleva” como una moda en el mundo entero. ¿Dónde reposa -en exceso- el organismo que debe regular los contenidos en dicho medio informativo?
En Santiago de Chile, dentro del pequeño perímetro de un determinado barrio, con el mismo punto de vista mediante cámara, ignoro si pública o privada, se han registrado tres crímenes en corto tiempo. ¿Cuántos deberán sumarse para que se considere un lugar peligroso, se patrulle, se vigile? ¿Acaso alguien está ganando “likes” con la subida de tales videos? Tampoco sabemos si la vigilancia remota también habrá registrado algunas violaciones, porque de no morir la víctima, se considera un caso menor, indigno de ser lucido en un flamante noticiero.
Primavera sin número hasta ahora
(*) Primavera Silva Monge es una escritora chilena, traductora de japonés, ex alumna del prestigioso Instituto Nacional de Santiago de Chile, artesana y socióloga por afición. Sus escritos los redacta referidos principalmente a los temas cotidianos imprimiéndoles una dosis de frescura y cercanía que hacen muy fácil su lectura y comprensión. Su género literario favorito es la novela y el relato o cuento corto.