Torra si ataca con sus frases al estado

El discurso del Sr. Torra es un discurso de llamada a la lucha como el mismo dijo, contra el Estado Español en Cataluña, que nos diga una vicepresidenta que el máximo representante del Estado Español en Cataluña que solo es una frase, yo le preguntaría a la señora Calvo que donde le dieron la catedra si en una tómbola, su porque negar el carácter de delito el que una autoridad del estado haga un llamamiento a luchar contra el propio estado no es delito, entonces ¿qué es delito en este país?

El que le quite importancia a una frase cuando las frases han tenido una importancia en la historia decisiva, por ejemplo yo escuche al sindicalistas Walesa, que cuando el Papa San Juan Pablo II llegó a Polonia el sindicato Solidaridad tenía unos veinte afiliados y después de las palabras de San Juan Pablo II se afiliaron decenas o centenares de miles de polacos al sindicato lo que propicio la caída del comunismo.

Claro que para esta señora el dinero público no es de nadie, como no debe de ser de nadie porque no le atribuye una autoría delictiva las palabras del Torrao Maravillao.

Deberíamos impulsar una iniciativa en la que los políticos que no se ganaran el sueldo, bien porque no saben hacer política, bien por sus errores garrafales bien por su dejadez o pereza, por lo que sea no contribuyen en nada a la solución de ,los problemas publicaos, y me creo que la Sra. Calvo en su afición proteccionista hacia su jefe, se está llevando la palma, porque no solo no aporta nada a la convivencia de los españoles sino que fomenta lo contrario, véase que la Generalidad ya ha comenzado su ataque deteniendo como una policía política a los que quieren quitar los lazos amarillo que es como la nueva svatica de los nacionalistas catalanes, empeñados en que recuerdan a los presos políticos, ellos sí que nos hacen presos a todos, con esta siembra de lazos amarillos que nos coartan nuestra libertad de pensamiento.

Le voy por ultimo a dedicar esta coplilla a la Sra. Calvo.

Este Gobierno de Calvos y Calviño

Nos va dejar la mente como el culito de un niño.

(*) Pedro J. Rodríguez Iglesias es escritor