El libro contiene una quincena de capítulos y en cada uno de ellos se va narrando las distintas posiciones del poeta alemán ante la música
La relación de Rilke con la música ha pasado por un arco contradictorio, desde su inicio de rechazo, al no querer que la música influyera en la poesía que debiera de tener su propia musicalidad, hasta la aceptación y respeto, después de conocer y tratar al compositor Ferruccio Busoni, a la lectura de Favre d´Olivet, el clavecín de Wanda Landoska o la amistad amorosa con la pianista Magda von Hattingberg o el violín de Alma Moodi.
Ciertamente la música es un arte poderoso, envolvente y arrebatador que acaba por contaminar y dominar el espíritu de quien la escucha, por que arrastra a su terreno. Los creadores artísticos que trabajan con música y no les influye son insensibles o de fato prescinde de ella.
El académico Antonio Muñoz Molina decía que la ventaja de las películas sobre las novelas radica en la música de fondo que atrapa al espectador. Y Felipe de Guevara presumía de adivinar la música de jazz que el mismo Muñoz Molina escuchaba cuando escribía cada capítulo de una novela.