Según explicó la misma agencia espacial, las corrientes de viento solar están compuestas por partículas cargadas y expulsadas por el sol a una velocidad de hasta 400 kilómetros por segundo. Es decir, salen de la atmósfera superior de este astro a una velocidad de un millón y medio de kilómetros por hora.
Sin embargo, cuando son emitidos por un fenómeno astronómico conocido como "hueco coronal", son más intensos y puede alcanzar una velocidad de 800 kilómetros por segundo. Este “hueco coronal”, bautizado así porque se da en la corona de la atmosfera del Sol, fue, precisamente, lo que detectó la NASA a través de una luz ultravioleta.
Aunque es conocido como un “hueco” u “hoyo”, el fenómeno observado en el gran astro no es un “vacío”, sino una zona abierta en el campo magnético del Sol desde el que se expulsan las corrientes que se mueven a altas velocidades. En este caso, su dimensión alcanza a cubrir casi un cuarto del astro.
En cuanto a su duración, la NASA advirtió que el hueco coronal puede durar algunas semanas o meses, tiempo en el que las partículas que se van desprendiendo de la inmensa estrella van ir llegando a la Tierra, envolviendo la magnetosfera terrestre y generando auroras polares más intensas. Además, aunque es menos probable, algunos satélites podrían resultar afectados.
Por su parte, los habitantes de la Tierra no tienen porqué verse afectados.