El alumno presta atención a su entrenador y acto seguido comienza con su sesión de gimnasia. En un momento el entrenador/instructor se incorpora y en tono brusco, llama la atención a su alumno y entonces, él mismo le indica como debe poner las manos y lo conmina a poner todo el empeño para hacer bien el ejercicio.
Y todo esto mientras tanto, a los ojos y paciencia del resto del pasaje que contempla atónita las cabriolas del muchachón que dicho sea al oído, se pasa por cualquier parte, las miradas de reprobación del resto de los pasajeros.
Una señora protesta en voz alta y alguien a su lado le dice que no pierda su tiempo ya que estos “muchachotes” suben a diario al tren a cualquier hora y se dedican a hacer sus cabriolas en las barras de agarre de los pasajeros sin preocuparse si molestan o no, al resto de los viajeros.
Los guardias de seguridad por supuesto, brillan por su ausencia ya que es excepcional verlos –al menos en las horas punta- hacer algún acto de presencia por mínimo que sea, en alguno de los vagones de estos trenes de cercanías que cubren el sector Aranjuez-Madrid y viceversa.
Por otra parte, el comportamiento de estos jóvenes trogloditas suele ser –dependiendo del número de cavernarios que se hallen reunidos en el tren en el momento, bastante agresivo y violento motivo por el cual ningún pasajero se atreve a enfrentarlos.
Con seguridad los responsables de este servicio tomarán cartas en el asunto cuando ocurra algún incidente grave; antes, está visto que no.
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Trogloditas hay en todas partes. Invitamos a nuestros lectores a utilizar este espacio como zona de denuncia. Envíenos unas fotos con un texto descriptivo de las acciones o hechos incívicos de los que sea testigo; trogloditas hay en Buenos Aires, Ciudad de México, Madrid, La Paz...
En [email protected] recibiremos sus sugerencias.