El Instituto Max Planck de Ornitología, en Alemania, ha monitorizado 729 nidos de 39 especies en libertad durante dos décadas, lo que ha permitido observar el comportamiento de las aves con más profundidad que en investigaciones anteriores, desarrolladas en laboratorio.
El trabajo concluye que los pájaros macho y hembra se reparten las obligaciones parentales en función de los peligros que afronta su nido.
Ese comportamiento varía según la especie y el hábitat, y guarda poca relación con los ciclos de luz y oscuridad que guían la conducta social de la mayoría de animales.
Según las conclusiones de Martin Bulla y su grupo, la duración de los turnos para incubar el nido puede ir de una a 50 horas, dependiendo de las circunstancias medioambientales.
Los investigadores destacan que la pareja de pájaros sincroniza sus ritmos vitales para tratar de defender el nido de posibles depredadores.
El estudio, que centra su atención en las aves costeras, analiza además la influencia de los patrones genéticos en esos comportamientos y concluye que las especies de pájaros con una relación más estrecha tienden a desarrollar ciclos de incubación similares.
El trabajo no ha encontrado relación entre el tamaño del ave y sus ritmos sociales, pero sí ha detectado que los pájaros que viven en climas fríos tienden a repartirse las tareas de incubar el nido y buscar alimentos en ciclos más largos que aquellos que viven en entornos cálidos.
También son más largos los turnos de aquellos pájaros cuya estrategia de defensa frente a los depredadores es el camuflaje, mientras que las especies más propensas a la confrontación directa con sus atacantes intercambian los papeles entre el macho y la hembra con mayor frecuencia.